Agentes de la Policía Local de Muro durante una intervención. | R.S.

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Una venta de marihuana se convirtió en una auténtica emboscada para los vendedores. El pasado fin de semana, la central de emergencias del 112 alertaba a la Policía Local de Muro y a la Guardia Civil de la presencia de dos hombres, que habían sido agredidos y presentaban heridas ocasionadas por arma blanca. Con suma rapidez, una patrulla de la Policía Local se personó en el lugar y se hizo cargo de la toma de declación de las presuntas víctimas del apuñalamiento. Los heridos son un padre, de 64 años y su hijo, de 39, ambos de nacionalidad española.

El primero en narrar su versión de los hechos fue el padre. El hombre, vecino de sa Pobla, apuntó que había quedado con su hijo, que vive en Muro. En ese momento, se percató que había tres gitanos que trataban de robarle y que, además, uno de los ladrones esgrimía un cuchillo de grandes dimensiones. Según su versión, se enfrentó a ellos y consiguió que salieran huyendo a bordo de una furgoneta blanca. Durante la pelea, uno de los asaltantes les apuñaló varias veces.

Esta versión difiere mucho a la aportada por su hijo que no dudó en confesar que tenía 50 gramos de hachís e intentaba venderlos. Al parecer, había quedado con un comprador, pero todo resultó ser una embocada. Según su versión, tres gitanos se bajaron junto a ellos, que se encontraban en el aparcamiento del campo de fútbol, sacaron cuchillos y les apuñalaron. También sostiene que alguno de los gitanos se fue «calentito» y que seguro que precisa atención médica.

El caso pasó a manos de la Guardia Civil. Los policías locales no pudieron hacer mucho más dado que en todo el municipio tan solo había una patrulla con dos efectivos. Es más, sostienen que llevan dos años que en Muro no se hacen controles preventidos de alcoholemia por falta de efectivos.