El pasado martes el gato de Miguel Ángel Parra se escapó de su casa. El felino pasó más de 48 horas subido en un pino en la calle del Puig de La Talaia y no podía bajar. Ante esta situación agónica, el dueño afectado decidió solicitar un rescate a los bomberos de Palma. «Llamé al 112 y derivaron el caso a los bomberos. Cuando llegaron, mi mujer les enseñó el lugar en el que estaba el animal y al verlo, nos dijeron que no podían hacer nada», contaba Miguel Ángel.
En este momento de desesperación y desconsuelo, Miguel Ángel contactó con Ultima Hora para compartir su relato. El vecino de Palma estaba indignado ante la falta de «humanidad que han demostrado» desde el cuerpo de rescate. «Lo peor no es que no puedan bajarlo, sino que su justificación fue que ya bajaría si tenía hambre o que en el peor de los casos, daba igual que se tirara hacia abajo porque tiene siete vidas. Decir eso no es normal, estoy muy decepcionado ante su actitud», explicaba. Frente a esta inacción, tuvieron que contactar con una empresa privada especializada en rescates.
El técnico especialista, acompañado de su equipo de rescate, acudieron al lugar donde se encontraba la mascota atrapada y, con destreza, comenzaron las maniobras para poner a salvo al animal. En un impactante vídeo, se observa al profesional, completamente equipado con casco, guantes y traje de protección, colgándose de una rama del árbol mientras intenta llamar la atención del felino. Sin embargo, este intento resulta en fracaso, ya que el gato de Miguel Ángel se mantiene inmóvil, desafiando cualquier intento de rescate inmediato.
Tras un intenso y delicado trabajo a gran altura, en 1 minuto y 45 segundos, el felino fue rescatado con éxito y ya ha podido regresar de vuelta a su hogar junto a la familia de Miguel Ángel Parra. Después de varios días atrapado en la copa de un pino, el equipo de rescate con ayuda de cuerdas, logró liberar al gato. Este viernes, tras el angustioso incidente, el felino ya se encuentra en su casa, donde fue recibido con mucha alegría y alivio por parte de su familia, que no dejaba de esperar este momento.
Horas antes del rescate
«Mi mujer está destrozada y mi hija me ha llamado llorando. No sabemos qué hacer ya. Yo intenté subir al árbol, pero no he podido. Es muy peligroso. Ya no sabemos a quién acudir», aseguraba a este medio, visiblemente afectado. Tras varias jornadas de inquietud e incertidumbre, la familia decidió finalmente contactar con una empresa privada especializada en rescates. En este punto, su preocupación era creciente, especialmente porque temían que la lluvia empeorara aún más la situación, poniendo en riesgo la vida del gato atrapado en lo alto del árbol.
6 comentarios
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Hola a todos los que hablan con mala fe y todos piensan que todo es cuestión de dinero, no todo esto es cuestión de humanidad y respeto del amor de gente que tienen mascotas!! No todo el mundo piensa como ustedes! En este caso no había pensado nada de dinero, éste acto se produjo sin ningún presupuesto previo ni después de salvar el pobre animal!! Cualquier persona que cuida animales me entiende! Gracias y felices fiestas!!!
El gato baja cuando tiene hambre, preguntale a un veterinario! Nunca he visto un gato muerto en un árbol!!
Creo que en África están montando un cuerpo de élite para salvar a los leopardos, gatos monteses, y cualquier felino al que se le ocurra escalar un árbol y parecer, desde el punto de vista de los humanos, que no puede bajar él solito.... Nos creemos que los gatos son peluches y que no tienen medios para resolver el problema porque lo vemos desde el punto de vista de un humano....si ha podido subir, puede bajar con más o menos gracia pero puede.
Cuando se escapa un gato para cagar en los vecinos a los dueños no les suele importar gran cosa. Éstos que se han tenido que rascar el bolsillo seguro que lo tendrán controlado en adelante.
Y digo yo...¿Quién va a salvar a los gatos salvajes cuando se suben a un árbol? Jajaja, el Ser Humano.... qué tontorrón
Pues eso… llamar a una empresa privada. Es lo que tenía que haber hecho desde un principio. La gente está mal acostumbrada en pensar que los servicios públicos están para todo. Si tan destrozados estaban, seguro que no les habrá importado pagar la factura. Esperemos que el gato no repita escapada.