Los dos amigos que discutieron a la salida de un bar del Coll den Rabassa y la puñalada mortal

En marzo de 1982 un chico de 18 años recibió una cuchillada en el corazón. Su amigo y compañero de habitación fue detenido

El niño de once años Francisco Muñoz encontró el arma del crimen en los bajos de un coche.

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Hace ahora 43 años, a la salida de un bar del Coll den Rabassa, dos amigos discutieron de forma acalorada sobre la acera. Segundos después, una puñalada mortal en el corazón dejó herido de muerte a Antonio Torres Alarcón, un joven de 18 años. Su compañero, Juan Martín F.C., de 22, buscó desesperadamente ayuda para detener la hemorragia y tratar de salvarle la vida. Esta es la crónica de un homicidio que se saldó con la detención del amigo de la víctima.

Las crónicas de la época refieren que los dos protagonistas, por aquel entonces, vivían de alquiler en una habitación de la calle Cardenal Rossel número 140, en el Coll den Rabassa. Un tercer compañero vivía con ellos. El 26 de marzo de 1982 era viernes y, por la noche, el grupo acudió al bar "Los tres hermanos cordobeses", que estaba ubicado en la calle Judit.

Desde hacía cerca de una semana, los jóvenes se habían convertido en clientes habituales del local, donde tomaban algunas copas y jugaban a las cartas. Esa noche, Juan y Antonio se quedaron en el negocio, mientras que el tercer amigo se marchaba a casa. Sobre las once de la noche, los dos salieron a la calle. Nadie, en el bar, había notado nada raro. Tampoco se les había visto discutir.

Un vecino junto a las manchas de sangre en el suelo, tras el homicidio.

La calle estaba oscura. Apenas había transeúntes. Según la reconstrucción policial de los hechos, los dos jóvenes comenzaron a discutir de forma acalorada y poco después Antonio se desplomó malherido, con una puñalada en el corazón. Una navaja automática (permitidas en la época y que poco después fueron prohibidas) había sido el arma homicida.

La reacción de Juan M.F., tras el arrebato, fue desesperada. Todos los testigos coincidieron en que comenzó a llamar puerta por puerta, para que alguien avisara a la Cruz Roja. Pero nadie le abría, así que al final paró un coche con las manos extendidas y obligó a bajarse a dos mujeres. Luego, subió a su amigo agonizante al vehículo y le rogó al conductor que lo trasladara a Son Dureta.

De forma paralela, la Jefatura de la Policía Nacional fue alertada de la riña callejera y varias patrullas se desplazaron hasta esa calle, donde hallaron restos de sangre del herido, pero ni rastro del arma blanca utilizada. En esos momentos, a unos kilómetros de distancia, en el hospital, los médicos certificaban la muerte de Antonio Torres.

Juan M.F. quedó detenido por un delito de homicidio involuntario y se mostró devastado cuando le comunicaron que su amigo había fallecido. Los testigos que declararon explicaron que la pareja se llevaba bien y que, al menos en apariencia, no tenía ningún problema. Una pelea banal, sin motivo alguno, desembocó en una tragedia.