Les explico lo de Tino a secas, aun tratándose de un rey coronado. Se lo escuché a la duquesa de Holstein cuando le preguntaba a doña Sofía y a la princesa Irene por su salud, hace un par de años. El gesto de la reina española evidenciaba lo peor. Me sorprendió que los alemanes, tan amantes de los protocolos ancestrales, se permitieran esa ‘normalidad', aunque la duquesa sea jefa consorte de las casas reales de Dinamarca, Inglaterra, Rusia, y Grecia, como hacedora de la cuna de todas esas dinastías. Y alguna más.
Le pregunté, cotilla que soy, y su respuesta, dada con todo cariño era que al ser los príncipes griegos tan poco accesibles para el común, sus primos europeos habían tenido muchísimo contacto con ellos, pues no paraban de ser invitados a Mon Repos, a Tatoi, donde el monarca será enterrado, y en pocas ocasiones al palacio real, que se usaba poco. Los griegos son una piña, y lo han ido siendo más a medida que los exilios endurecían a la familia. Es ahí donde entra la polémica hispana.
¿Por qué se criticó tanto el hecho de que los de Grecia pasaran sus vacaciones en Marivent cuando no dejaba de ser un acto de solidaridad familiar? El rey heleno no tenía muy buena fama, pero quién la tiene en el país de las envidias. Se decía que era mujeriego en exceso, y eso que su matrimonio ha permanecido inalterable desde la adolescencia de la reina Ana María de Dinamarca y tras cinco hijos hiper cool. Los mayores sobre todo. De Iure Pavlos, el mayor, y su esposa Marie Chantal, son ya reyes de los griegos. Digo de Iure, porque el trono griego se da por perdido. Aunque qui lo sa… decía no sé qué princesa que conocí, que los griegos siempre acaban regresando a ese país trastornado entre lo europeo y lo turco, entre lo que fue y lo que es.
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