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Pasamos de un entorno elegante a otro. Seguro que lo han adivinado: el Círculo Mallorquín, ese antiguo remanso de clasicismo donde se reúne lo más granado de nuestra sociedad sin perder de vista su larga historia centenaria y, al mismo tiempo, sin dejar de mirar al presente y al futuro, porque aquí vienen pisando fuerte las generaciones jóvenes que quieren continuar la tradición de club social privado, selecto y cosmopolita.

Allí nos encontramos con su presidente, Ignacio Deyá, perfecto anfitrión como siempre, y con viejos y queridísimos amigos. En esta ocasión, tuve el privilegio de recibir el carnet de socio honorífico del Círculo Mallorquín, rodeado de gente guapa y maravillosa en una velada encantadora.