La artista Anna-Alexandra durante su performance en el espacio Esblank. | Esteban Mercer

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La primera exposición individual de Anna-Alexandra en Mallorca coincide también con la primera residencia de Esblank para este año 2024. Se trata de la muestra Ithaca, una obra inspirada en la Odisea, pero a la que la artista búlgara le ha imprimido una lectura femenina a través de «un viaje interno» en el que colabora su pareja y también artista Elia Nedkov.

Tras seis años afincados en Mallorca, juntos crean sinergias creativas y reflexivas que beben tanto del arte, de la filosofía y de la mitología, la misma que ha inspirado a tantos artistas a lo largo de todos los tiempos. La exposición, con telas colgadas de las paredes que nos llevan a lo oscuro, se convirtió la noche de su inauguración en un mar donde la mujer, Anna-Alexandra, rodeada de gente bella observándola, se sumergió en esas aguas oscuras que la cubrieron casi por completo, sin llegar a ahogarla.

Apareció desde la escalera que conduce al piso superior, descolgó una de sus telas, la extendió sobre el suelo y comenzó una batalla tela-artista que acabó con la mujer ganando terreno a la leyenda, aunque perdida, o vencida por la fuerza del viaje que había realizado para nosotros. Lo femenino gana, en este caso más. Hay algo mágico en los extranjeros que deciden quedarse entre nosotros. Y se agradece.