Bruno y Natasha Zupan, con el alcalde de Valldemossa, Nadal Torres Bujosa; el director de la Fundación Coll Bardolet, Jaume Bernat Adrover; y la presidenta de la fundación, Olga Coll.

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Si hay un lugar mágico en el mundo es el que une, y también separa, dos de las poblaciones más míticas y bellas del mundo, Valldemossa y Deià, y entre ambas un nervio de vida que corre paralelo al mar cuajado de casas bellísimas, o con muy pocos errores estéticos, lo que no deja de ser una bendición pues pocos son los pueblos de Mallorca que se han librado de las masacres estéticas que el urbanismo insensato ha provocado en la imagen antaño bella, y romántica, hoy convertida en una maraña de edificios siniestros que sirven para que el turista de lo bello pase de largo. Mi pueblo es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer, pero no sigo porque con los calores de la canícula y mi ceguera soy capaz de soltar cualquier barbaridad que ofendería a más de uno, y ofender es lo que menos queremos hacer en estas páginas dedicadas a ensalzar lo bello de la buena vida.

Creo que pocas veces les he hablado mal de nadie, y no pienso hacerlo, sin embargo sin querer he dejado de hablar en muchas ocasiones de todos aquellos que hacen posible que Entre Amigos salga semana tras semana. Hacerlo solo sería imposible, sin embargo con la ayuda inestimable de Jaime Verd, que se multiplica por tres cada verano, y la sabiduría de nuestra editora Ainhoa Sansó siempre se ha producido el milagro de estar donde había que estar pendientes de todo.

Valldemossa es uno de esos lugares imprescindibles verano tras verano y hoy sirve para abrir la sección que marca el cenit del verano social, aunque les digo una cosa, lo bueno está por llegar. Ya lo verán. Nuestra protagonista de hoy es ni más ni menos que Natasha Zupan, la que ustedes conocen tan bien gracias a estas páginas y sobre todo gracias a su obra artística, que ensalza la gran belleza que la rodea, la gran belleza física que posee, la gran belleza que supone ser hija de dos bellezas, y la gran belleza que da categoría a un físico y a una obra cuidados con esmero y mucha categoría.

Exposición

Natasha inauguró la exposición Zupan & Zupan junto a su padre y también maestro en la Fundació Coll Bardolet de Sóller, Bruno Zupan. Una muestra a dos que sirve para intuir la influencia que el maestro padre ha intentado inyectar desde la sabiduría de la edad y la profesión a su hija, y ver también sobre los lienzos la rebeldía de la alumna niña observando trabajar a su inmenso padre en su estudio, o encaramado sobre las rocas con los óleos a cuestas, para poder hacer todo lo contrario. Del mundo que recrea Bruno nace una belleza paisajística natural, sin intervenir, captando el color de un almendro en el momento de máximo esplendor sin querer hacer de esta belleza máxima una obra distinta de la que es. De la obra de Natasha sale todo lo contrario, sale una rebeldía que no se agota, una fuerza que nace desde el color que se vuelca con rabia sobre la tela para retorcerla, golpearla, sacarla de su contexto, hacerla suya.

El uno y la otra, tan iguales, tan distintos. Pienso en el valor que han debido de tener ambos para enfrentarse sin miedo en una exposición que será juzgada por mentes brillantes. Basta ver las fotos de la inauguración, en la que no faltó nadie de los que son porque están. Desde el escritor José Carlos Llop, a Michael Douglas, Marieta Salas, Joan Guaita, etc., etc., toda una retahíla de grandes nombres con criterio muy definido, y más que sabiduría, mucha experiencia, quisieron acompañar a los Zupan en esa tarde calurosa del 1 de agosto, dando así el pistoletazo de salida a la grand season que estamos viviendo. ¡Qué maravilla de vistas nos regalan Valldemossa y Deià año tras año tras año! Por cierto, Natasha fue la encargada de crear el Llit de la Mare de Deu de San Cayetano, otro clásico del verano mallorquín al que no podemos faltar ninguno de los que amamos la gran belleza, y esta su creación, créanme que lo es.