Los aprendices de campeones, en la parrilla de salida de la Volta, ayer. | P. Pellicer
A las diez y media de la mañana, Diego González, delegado de Deportes de la Conselleria de Presidència, dio el banderazo de salida a las cerca de 5.000 motos, de diversas marcas y cilindradas, que se concentraron en las Avingudes de Palma, y que minutos antes habían comenzado a calentar motores. En primera fila se alinearon una decena de jovencísimos pilotos de la escuela de Chicho Lorenzo, que abrirían la carrera durante un tramo corto.
Así daba comienzo la 34 edición de la Volta Internacional en Moto a Mallorca. ¡Que se dice pronto! 34 años ininterrumpidos, lo que significa que muchos de los participantes no habían nacido, mientras que otros, tal vez por los años acumulados, se han pensado si participaban de nuevo. Lo que sí está claro es que fue una vuelta muy esperada, dado que había mono de moto a causa del invierno y parte de la primavera lluviosos.
El recorrido, que este año no pasó por Andratx, ya que la carretera está cortada a la altura de Estellencs, tuvo tres partes: una primera entre Palma y Alcúdia, pasando por Valldemossa, Deià, Sóller, Lluc, Pollença y Puerto de Pollença con parada en el Hotel Bellvue para comer; una segunda entre Alcúdia y Cala Bona por Can Picafort, Artà, Son Servera y Cala Millor, con parada en Cala Bona para tomar una chocolatada, y una tercera desde esta localidad costera, pasando por Manacor, Felanitx, Campos, Llucmajor, para terminar en el circuito Renn Arena, donde se celebró el fin de fiesta. En el transcurso de la Volta tuvieron lugar cinco controles: Sóller, Lluc, Alcúdia, Son Servera y Circuit de Llucmajor, que quedaron plasmados en la hoja de ruta que se entregó a cada motorista.
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