La reina Sofía, doña Letizia y Felipe VI, en La Almudaina antes de comenzar el saludo en el Patio de Honor. | Eugenia Planas

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El pasado viernes 4 de agosto, más de 500 invitados acudieron a la recepción que ofrecieron los Reyes en el Palacio Real de La Almudaina, de Palma, como es tradicional en su estancia veraniega en la Isla. En la calle, decenas de personas se agolpaban ante las barreras con las que se les acotaba el paso, desde dos horas antes de la llegada de los monarcas al Palacio. Al llegar, saludaron y les dieron la mano. Aunque el gesto les complació sumamente, echaron en falta el de la reina emérita, doña Sofía, que dejó todo el protagonismo a los Reyes de España. Ya en el interior de La Almudaina y acompañados por la reina Sofía, Felipe VI y la reina Letizia saludaron a todos los asistentes. Además de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, asistieron representantes de todos los sectores de la sociedad balear, de patronales empresariales de la comunidad autónoma y de cada isla, las Cámaras de Comercio, sindicatos, representantes de las reales academias del archipiélago, de los consejos reguladores y denominaciones de origen, de los colegios profesionales, empresarios hoteleros, cónsules, deportistas, representantes de unas treinta asociaciones y ONG, jóvenes agricultores, el rector de la Universitat, los estudiantes que han obtenido las mejores notas de Selectividad en cada Isla, los premios Ramon Llull 2017, representantes de las diversas confesiones religiosas presentes en las Islas, de centros culturales, galeristas, músicos, investigadores, chefs... Con motivo de su estancia veraniega, los Reyes ofrecieron este acto oficial en Mallorca, que es ocasión para tomar contacto con todos los sectores de las Islas y conocerles mejor. Tras el saludo en el Patio de Honor, pasaron al salón del Tinell, donde se sirvió el cóctel, que este año fue elaborado por la chef con estrella Michelin Macarena de Castro. A pesar de que el número de invitados excedía al de años anteriores y eran numerosas las personas a las que atender, los anfitriones de la velada consiguieron departir con la casi totalidad de asistentes a la recepción. La reina emérita, doña Sofía, mostró gestos de amabilidad con la maestría que le caracteriza. Soportando el asfixiante calor, varios cientos de personas aguardaron la salida de los Reyes ante La Almudaina, los que no alcanzaron a verles a su llegada al recinto, momento en el que ya les habían ovacionado al acercarse los Reyes a saludar.