Eugenio Ampudia, Rosalía Banet, Llorenç Carrió, Joana Catalá, Rafel Creus, Antoni Noguera, Nekane Aramburu, Bel Busquets, Antoni Sansó, Neus Truyol, Marcelí Antúnez, Francisca Niell e Iván Sevillano. | EUGENIA PLANAS

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La Nit de l’Art 2018 fue una de las ediciones más concurridas. Las calles de Palma fueron un hervidero de gente que transitaba de una galería de arte a otra, que visitaba exposiciones, escuchaba conciertos o admiraba obras de arte y perfomances en plena calle, en museos, centros, y fundaciones de arte, y espacios expositivos inusuales.

Amantes del arte y público en general tuvieron la oportunidad de establecer un interesante recorrido por la oferta cultural y artística contemporánea de Palma. Una cita de tres días de duración en que la Nit de l’Art, en su XXII edición, ofreció propuestas muy interesantes.

Es Baluard Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma dio el pistoletazo de salida, el pasado jueves, con la muestra Ells i nosaltres , una exposición que analiza la evolución de la relación de los humanos y los animales no humanos a través de una serie de proyectos artísticos contemporáneos y obras históricas de referencia a la que se sumaron autoridades políticas, patronos de la Fundación y centenares de amantes del arte y de los artistas que intervinieron en la muestra.

La fiesta continuó en la terraza con música y copas, tras la visita guiada. Al día siguiente, tres exposiciones vistieron el Casal Solleric para la Nit de l’Art: Canon de Mateo Maté, en la planta noble; la muestra de Mónica Fuster que, con Oleo , ocupó el espacio Depósito, junto con el colaborador Joan Carles Rego, dentro de un espacio del casal donde originariamente se guardaba aceite; y la de Pau Waelder, que fue comisario de la colectiva Tots els canvis que s’han desat, en la planta 0.

La misma noche, la obra de Baleta, Campano y Claramunt atrajo a numerosos visitantes a 6a Galeria d’Art. Aunque Palma ya era una fiesta en la víspera de la Nit de l’Art, por tercer día consecutivo, la ciudad se llenó de tributos al arte en un sábado sin coches. A las siete de la tarde, el Centre Cultural sa Nostra ofrecía música y el corte de cinta inaugural de la exposición Mata Ombres, en presencia de autoridades políticas entre la que se encontraba la presidenta del Govern, Francina Armengol. Todos ellos fueron guiados por Antoni Torres, comisario de una colectiva que atrajo a buen número de visitantes. Fran Reus apostó por las obras de Lythgoee y Julià Panadés. La Galería Vanrell mostró la obra de Molina y Mejía-Guinandy la galería Horrach Moyá no dejó a nadie indiferente con la muestra Metálica, de Susy Gómez.

Can Balaguer debutó este año con La música es la resposta, que contó con el comisario de Arte Tolo Cañellas para un proyecto que nacía de la fusión de música y arte de Carles Congost y Josep Xortó, y la intervención lumínico musical de Albert Pinya y Joan Miquel Oliver,que sirvió de imán para los más jóvenes, ya que en el casal de la calle Unió no cabía un alfiler.

La calle San Felio fue dificil de transitar por la afluencia de gente que iba en un sentido y otro, de un espacio cultural a otros más mientras la música acompañaba el recorrido. Numeroso púbico subía la empinada cuesta de Conquistador para contemplar Els secrets de la Muntanya que Horacio Sapere exponía en la tercera planta del Museu de Mallorca.

Mientras, en la planta baja, Miguel Ángel Aguiló ofrecía un espectáculo musical bastante telúrico. Las calles del casco antiguo de la ciudad se transformaron también en una gran exposición de arte al aire libre. Los jóvenes talentos y los profesionales de la comunidad artística aprovecharon cada rincón para mostrar sus trabajos al público. Bares, tiendas de decoración o enmarcación, vitrinas de tiendas o balcones, fueron lugares donde exhibir sus obras y hacer sonar instrumentos musicales en plena calle, para el disfrute de los que paseaban tras una noche dedicada al culto al arte. En la calle Protectora y carrer del Vi o Montenegro, los artistas espontáneos pusieron ritmo y color entre el bullicio de gente que visitaba espacios expositivos o que ya regresaban a sus casas. No fue hasta medianoche cuando los galeristas dieron por concluida la celebración de la Nit de l’Art, acontecimiento que continuó en las calles de Ciutat con espíritu festivo.