El buen humor acompañó a la despedida del año en Ciutadella. | Josep Bagur Gomila
El año terminó en Menorca entre un frío glacial y la euforia colectiva. Los menorquines se dividieron entre los que siguieron las campanadas por televisión y los que acudieron a las plazas de sus municipios para tomar las tradicionales doce uvas y brindar por el nuevo año. Las mayores concentraciones festivas se registraron en los centros urbanos de Maó (Plaça de la Constitució y pabellón del Alcázar) y Ciutadella (Plaça de la Catedral y Plaça Nova). Después se vivió la presencia de muchos verbeneros. Las zonas de ocio funcionaron a pleno rendimiento. La juerga acabó con suculentos desayunos cuando ya había empezado el nuevo día. Máscaras, bailes, disfraces, guirnaldas y mucho cava permitieron luchar contra el frío glacial y la intensa tramontana que no hicieron mella en los alegres menorquines.