El obispo, Jesús Murgui, brindó con todos los presentes en el Palau Episcopal. | Teresa Ayuga

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El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, celebró un año más su onomástica en el Palau Episcopal. Preocupado por la situación de crisis que viven tantas familias mallorquinas, este año, lo mismo que el año pasado, el obispo sólo ofreció a los invitados vino de misa y unas pastas. Todo lo que se ahorró en el ágape lo convirtió en un cheque que entregó allí mismo a la delegada de Cáritas, que agradeció el gesto. Al acto asistieron sacerdotes, algunas religiosas, seminaristas, y representantes de grupos laicos vinculados a la Iglesia y de grupos pastorales. Después de unas breves palabras, el obispo agradeció a todos su asistencia y reconoció que de aquí hasta Semana Santa, con las visitas a todas las parroquias de Mallorca, llevará a cabo la tarea que más le gusta como obispo de Mallorca.