Isabel Cerdà tenía pocas probabilidades de resultar la elegida. Era la primera vez que podía presentarse, y en el saco de tela donde se ponen las papeletas con el nombre y el apellido de las aspirantes únicamente había uno con el suyo. Y esta vez concursaban hasta 36 vileres, algunas de las cuales habían conseguido meter –gracias a sus méritos– hasta once papeletas. Sin embargo, la mano inocente, una monja agustina, sacó la de Cerdà.
Con alguna que otra lágrima en los ojos, la joven afortunada expresó su satisfacción por el resultado del sorteo. Representar a la Beata «es el sueño de todas las mozas de Santa Margalida», recordó. Sin embargo, admitió que ella no tenía muy claro si presentarse o no, que lo decidió en el último instante. De hecho, sus padres ni siquiera sabían que su hija concursaba. «Subíamos [a la plaza] por la cuesta y hemos oído [por los altavoces de la retransmisión que se ofrecía en directo] el nombre de nuestra hija, que ella sería la Beata», reconoció su padre. Isabel comenzará en septiembre los estudios de arquitectura en Barcelona.
Cabe destacar, por otra parte, que Margalida Socias encarará el papel de la Purísima; Rosa Maria Mas el de Santa Pràxedis y Caterina Ramis el Santa Catalina.
Como siempre, el sorteo de papeles tuvo lugar en el patio de convento de las monjas agustinas de Santa Margalida. Además de los personajes señalados, también se designó a los jóvenes que representarán a los ángeles, las virtudes, las monjas, las beates de carrossa, etcétera. Hubo algunos problemas para encontrar niños que representen a santos.
Para poder resultar elegida Beata hay que ser soltera, haber cumplido los 18 años y haber desarrollado un papel en la procesión al menos cinco años.
3 comentarios
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Seria probabilidad la palabra correcta, ya que con el nombre de Isabel Cerdà sólo había UNA papeleta y había hasta ONCE de otras y a eso se refiere...
SE PUEDE ESCLARECER ESTE COMENTARIO:"con escasas posibilidades de resultar elegida" ???
Ahora al menos se hace por sorteo. Durante muchos años eran las monjas, a dedo, quienes designaban los puestos más codiciados. Yo no tuve ninguna oportunidad, nunca fuí al colegio de las monjas de Santa Margalida, así que siempre me tocó ir sólo de "pagesa"