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Ayer a mediodía compraba en Ikea con su hija, Cynthia, y Margot, la nani de ésta. No vimos por ninguna parte a José, su marido. Pero lo que sí está claro es que si no está, está al caer, pues Mari Carmen (MC) acaba de comenzar la semana de vacaciones en Mallorca, en su casa del Port d’Andratx, en uno de cuyos pantalanes tiene la barca amarrada.

Por lo que pudimos ver ayer, MC está muy guapa. A sus 60, nada tiene que envidiar a las que tienen 50. O incluso menos. Guapa y ágil. Con su hija, que comenzó las vacaciones con unos días de anterioridad, estuvo comprando chismes para la casa de veraneo en IKEA. Dos horas de un lugar a otro. Luego, tras abonar a las compras, las trasladaron en un carrito hasta el coche, estacionado en uno de los parquins. No se quedaron a almorzar, sino que salieron arreando hacia el Port.

Como les decíamos, las declaraciones de MC en Vanity Fair –en el mismo número que se destapa el asunto del príncipe de pacotilla mallorquín– van a dar que hablar. Sin pelos en la lengua, habla de sexo, de cama y de su abuelo –de quien dice que hizo cosas buenas, «pasa que lo han demonizado». En otro lugar de la entrevista, menciona la diferencia que hay entre el amor de echar un polvo, y se define como perfecta abuela, entregada madre y fiel esposa.

En este verano flojísimo en noticias, lo más parecido a un jamón sin chicha, llega MC y seguro que nos va a dar vidilla. ¡Bienvenida sea, pues!

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