Daniel Gracia | Teresa Ayuga

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A los 17 años ya era oficial de primera en un laboratorio de electrónica. A los 18 años patentó sus primeros inventos relacionados con sistemas alternativos de producción eléctrica. Está de vacaciones en Mallorca para desconectar de su quehacer diario. Daniel Gracia Pérez-Cejuela nació en Madrid el 30 de enero de 1949. Es ingeniero en Telecomunicaciones. Está divorciado, tiene 4 hijos de 35, 32, 31 y 30 años. Vive con Esther, que es bióloga. Le gusta pasear, viajar, caminar por la montaña, leer, la fotografía... Este año la electricidad ha subido un 10%. Las previsiones para los próximos 5 años son que siga encareciéndose, entre otras cosas, por la puesta en funcionamiento de los coches eléctricos...
Xisco Busquets.- Usted, ¿qué propone?
Daniel Gracia.- ¿Se imagina un mundo en el que la energía no contaminase? Un mundo en el que se pudiera disponer de toda la energía limpia necesaria allá donde fuera preciso, de día y de noche.
X.B.- Sí, me lo imagino.
D.G.- Pues no se lo imagine porque este mundo ya está aquí gracias a la tecnología de las pilas de combustible. Se trata de unos dispositivos que combinando hidrógeno y aire son capaces de suministrar energía limpia y lista para su consumo.
X.B.- ¿Y esto cómo se concreta?
D.G.- Soy un eterno creyente en un sistema energético del tipo "yo consumo, yo produzco", es decir, si consumo es porque estoy enganchado a una red general, entonces si al mismo tiempo dispongo de algún tipo de producción doméstica, ya sean placas solares, aerogeneradores, una pequeña hidráulica..., puedo vender mi sobrante a la compañía que me suministra. Por supuesto, habrá momentos en que me falte y entonces la compraré.
X.B.- ¿Esto resultaría complicado para la compañía eléctrica?
D.G.- ¡Qué va! Es muy sencillo, sólo debe poner un doble contador, uno para lo que consumimos y otro para lo que nos sobra. ¿Conoce el caso de Dinamarca?
X.B.- No.
D.G.- Dinamarca es un país llano y sin ríos. Tampoco tiene grandes centrales eléctricas, sin embargo dispone de un sistema parecido al que le comento. En cada granja hay un aerogenerador que utiliza la misma acometida para introducir su propia producción.
X.B.- ¿Y cuál es el resultado?
D.G.- Pues que siendo un país que, sobre el papel, tendría que comprar energía, es un exportador tremendo.
X.B.- ¿Y aquí?
D.G.- En nuestro país somos muy buenos fabricando equipos, disponemos de la suficiente tecnología, y creo que la gente estaría dispuesta a efectuar un desembolso con el fin de llegar a autoabastecerse.
X.B.- Depende del dinero que cueste.
D.G.- No es mucho. Lo que hace falta es que nos dejen contarlo, porque no necesitamos más nucleares, ni más campos inmensos de aerogeneradores que sí modifican el ambiente. Y ya vería cómo venderíamos a otros países, igual que hace Dinamarca.
X.B.- Entonces, ¿cree que un modelo como el de Dinamarca sería factible en nuestra comunidad?

“Dinamarca no tiene ni la mitad de las condiciones naturales que tiene Mallorca. Aquí hay mucho sol y viento y además se pueden instalar pilas de combustible”

D.G.- Si ya le he dicho que Dinamarca no tiene ni la mitad de las condiciones naturales que tiene Mallorca. Aquí hay mucho sol y viento y además se pueden instalar pilas de combustible, que van con hidrógeno.
X.B.- Es una lástima que no le hagan caso porque usted pretende hacer un bien a la sociedad, con una energía ecológica, barata y fácil de instalar, ¿verdad?
D.G.- No creo que sea una lástima, yo diría que más bien "¡ellos se lo pierden!"
X.B.- ¿Qué intereses mueven a las eléctricas?
D.G.- Fundamentalmente intereses económicos.
X.B.- ¿Y todos estos sembrados de placas solares que hay por toda España, principalmente en Extremadura, de quién son?
D.G.- Del gran capital, de las grandes compañías eléctricas que además se benefician de las subvenciones que les da el Gobierno.
X.B.- ¿No es frustrante para una persona creativa como usted, que ofrece a la sociedad unas alternativas sencillas y baratas para mejorar la vida, y ve que sus proyectos no tienen viabilidad?
D.G.- Realmente mas que frustración lo que siento es pena.
X.B.- ¿En qué está actualmente?
D.G.- Hacemos diferentes equipos para cubrir las necesidades de nuestros clientes, la mayoría de ellos son estudios de arquitectos, que nos encargan grupos para suministrar energía a viviendas con problemas para hacer llegar la red de suministro.
X.B.-Y el hidrógeno, ¿qué es?
D.G.- Es un gas, concretamente el más simple y ligero del sistema periódico, incoloro, inodoro, insípido, no venenoso, inflamable, el más difusible y ligero, el más abundante en el universo.
X.B.- ¿Cómo se fabrica?
D.G.- La mejor manera de hacerlo sería electrolizando el agua, pero resulta caro. En la actualidad se obtiene en grandes cantidades y a muy bajo precio mediante un proceso de reforming del gas natural. También es un subproducto del proceso de destilación del petróleo.
X.B.- En la tele dijeron que, aunque carísimos, ya existen coches de hidrógeno...
D.G.- A grandes rasgos existen dos formas de hacer mover un coche con H2; uno consiste en introducir el H2 directamente en un motor de gasolina ya convencional, y el otro mediante pilas de hidrógeno.
X.B.- ¿Y por qué es tan caro?
D.G.- Bueno, el primer sistema es barato de instalar; ahora bien, el segundo requiere una instalación totalmente específica y sí que resulta caro, al menos según lo plantea la industria automovilística actual. Realmente existen alternativas intermedias, pero o no interesan o no han caído en la cuenta de su existencia, vaya usted a saber.
X.B.- ¿Sabe por qué no vivimos ya en un mundo más limpio, ecológico, pacífico...?
D.G.- ¡Por el ansia de algunos!, el dinero tiene la culpa, bueno, el dinero en sí mismo no, claro, sino las ganas que tienen algunos de tenerlo.
X.B.- ¿Tiene esperanza en un futuro mejor para nuestros nietos?
D.G.- Indiscutiblemente, a pesar de todo, hay gente muy buena, pero tendremos que descubrirla (Risas).
X.B.- ¿Qué ha venido a hacer en Mallorca?
D.G.- Desconectar del resto de la existencia y pensar en «La isla del tesoro» con piratas incluidos...
X.B.- ¿Le ha gustado?
D.G.- Mucho. Y lo que más es ver cómo la gente de los pueblos deja las puertas de sus casas abiertas. Me ha gustado mucho la gente de Mallorca.