Hefner aportó 900.000 dólares (674.889 euros) para la adquisición de 55 hectáreas en una zona conocida como Cahuenga Peak, al oeste del famoso letrero, que un grupo inversor de Chicago, propietario del solar, tenía previsto dedicar a la construcción de mansiones.
Los dueños del terreno, no obstante, aceptaron renunciar a sus planes y vender la propiedad a TPL a cambio de 12,5 millones de dólares que los compradores tenían que abonar antes del 15 de abril, plazo que luego se amplió hasta el último día de este mes.
«Hoy tenemos el final (feliz) de Hollywood que deseamos y a partir de ahora Cahuenga Peak estará protegido para siempre y será añadido al Griffith Park», aseguró Will Rogers, presidente de TPL, entidad conservacionista que donará el terreno a las autoridades angelinas para que se convierta en suelo público.
Hefner fue el último de una larga lista de donantes que participaron en esta operación para salvaguardar el icónico cartel de Hollywood y su entorno, junto con Steven Spielberg, Tom Hanks, Arnold Schwarzenegger o los principales estudios de la meca del cine.
«Queremos agradecer a los miles de donantes que nos ayudaron tan generosamente y en particular a Hugh Hefner, que dio un paso adelante al final para cubrir la cantidad que faltaba», explicó Rogers.
«Mis sueños de infancia y fantasías venían de las películas y las imágenes creadas en Hollywood tuvieron una gran influencia en mi vida y en Playboy. El cartel de Hollywood es la 'torre Eiffel' de Hollywood y estoy complacido de ayudar a preservar un símbolo cultural tan importante», dijo Hefner.
Uno de los principales donantes fue la fundación del grupo Tiffany & Co, que contribuyó con más de 1,5 millones de dólares (1,1 millones de euros).
La segunda semana de febrero, TPL publicitó su campaña de recolección de fondos cubriendo el cartel de Hollywood con el mensaje «Salvar el pico».
El terreno en posesión de la firma financiera de Chicago fue adquirido en 2002 por 1,7 millones de dólares (1,2 millones de euros) al fondo que gestiona el patrimonio dejado por el magnate Howard Hughes, quien se hizo con la propiedad en 1940.
Hughes planeaba construir allí una mansión de lujo para la que esperaba que fuera su futura esposa, la actriz Ginger Rogers, pero cuando terminó la relación desestimó la idea de edificar.
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