La infanta Cristina, su esposo, Iñaki Urdargarín, y su hijo Miguel, asisten al derbi catalán de balonmano entre el Barça Intersport y el Fraikin Granollers, disputado en el Palau Blaugrana de Barcelona el pasado día 11 de noviembre. | Efe

TW
9

La Casa del Rey ha salido al paso de los rumores que apuntan a que la doña Cristina podría estar dispuesta a perder sus privilegios y ha informado de que «nunca» le ha pedido  que se divorcie  de su marido, Iñaki Urdangarin -primer miembro de la Familia Real  imputado por la justicia en un caso de corrupción- ni que renuncie a  su condición de Infanta.

«Nunca nadie de esta Casa ha pedido, y mucho menos presionado, a  Doña Cristina para que se divorcie o renuncie a ser Infanta de  España», ha asegurado la fuente.

El portavoz ha añadido que la Casa del Rey, organismo que tiene  como misión servir de apoyo al monarca en el ejercicio de sus  funciones como jefe de Estado, «no quiere ser portavoz de los  sentimientos personales de la Infanta».

Rumores

El comunicado ha surgido a raiz de que la revista Lecturas publicara que Doña  Cristina, ante los problemas que se están anteponiendo a su  matrimonio, podría estar dispuesta a perder sus privilegios como  Infanta.

Según esta publicación, la Duquesa de Palma está convencida de la inocencia de su marido y  se niega a aceptar el consejo de divorciarse de Iñaki Urdangarín para  desvincularse a su imputación, por eso renunciaría a todos sus  derechos y a los de sus cuatro hijos.

Lecturas desvela novedades sobre la vida de los Duques de Palma,  que desde que regresaron de Washington se han visto involucrados en  una gran presión mediática a causa de la imputación del 'Caso Nóos'.

Esta revista indica que desde la Casa Real no aceptan algunos  comportamientos de Iñaki Urdangarín, como tener escolta real. Este  desacuerdo ha causado muchas discrepancias entre los Duques de Palma  y la Familia Real, por eso la Infanta se podría haber planteado esta  renuncia con tal de tener libertad.

Es más, Cristina quiere alejar a sus hijos de la presión social y  podría matricularlos muy pronto en un internado en Suiza, puesto que  han sido testigo de comentarios e insultos hacia su padre en la  calle.