Mientras en las calles de París llovía y arreciaba el frío, en las salas acondicionadas para los desfiles de la Semana de la Moda revolotearon las siluetas de mariposa de Gaultier.
Las hombreras crecieron hasta convertirse en alas, mientras que la cintura se estrechó en un drapeado, y los volantes se extendieron lateralmente para evocar la forma de una mariposa que el modisto francés Jean Paul Gaultier desarrolló a lo largo de todo el desfile de Alta Costura.
«Fue como un experimento», confesó el diseñador tras la presentación, respecto a una colección primavera-verano que le incitó a salir de su patrón de prendas estructuradas y le permitió jugar con los volúmenes y «la búsqueda de ligereza».
Este insecto lepidóptero se impuso en las solapas, en el guipur que construyó un pantalón y en los tocados, aunque estuvo omnipresente en la forma de todos los modelos.
Las plumas en la cabeza, que evocaron el baile y la canción de las «showgirls», ascendieron exageradamente hacia el cielo, hasta que alcanzaron su máximo nivel con la novia que, vestida con un «body», sostuvo el velo sobre un impresionante penacho blanco.
La diva del burlesque, Dita Von Teese, desfiló sobre la pasarela instalada en la sede de la firma, en la céntrica calle Saint-Martin, con un corsé que emulaba una mariposa monarca en un crisol de azules, en satén y organza.
«La naturaleza está tan bien hecha que los colores reales de las mariposas son más bonitos que los que yo he presentado», aseguró Gaultier, quien se deslizó por el coral, el cobalto, el berenjena, el fucsia o el naranja fluorescente.
La actriz española Paz Vega y la francesa Catherine Deneuve descubrieron la primavera-verano de Gaultier desde la primera fila del desfile, que tuvo como estrella invitada a Dita Von Teese.
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