Fuentes del caso han explicado que Rafael de Paula queda en libertad con cargos a la espera de juicio, que se celebrará el próximo 14 de noviembre, y se la ha impuesto una orden de alejamiento sobre la víctima.
A su salida del juzgado, el extorero ha asegurado a los periodistas que «todo ha ido bien» en su declaración, si bien no ha querido entrar en mayores detalles.
Eso sí, Rafael de Paula ha reconocido que la noche en el calabozo de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía ha sido «dura» por la «molestia» que supone dormir en esa particular situación.
A pesar de ello, se ha mostrado animado y confiado en que «la verdad» prevalezca «sobre todas las cosas», expresando su convencimiento de que «así venga la felicidad a través de la libertad».
Por su parte, la víctima, el abogado jerezano Manuel González Gamero, ha asegurado que el hecho vivido en el acceso a su despacho fue «bastante desagradable».
González Gamero ha explicado a los medios que fueron sus compañeros quienes le advirtieron de que no abriera la puerta debido a la actitud amenazante que mostraba Rafael de Paula, que iba armado con una azada de campo.
El extorero se personó este pasado lunes en el despacho de su abogado, retirando una serie de documentación que le había trasladado con anterioridad con intención de presentar una querella contra diferentes personalidades públicas.
La decisión fue adoptada por Rafael de Paula una vez que su abogado le manifestó la imposibilidad de asumir el caso debido al trabajo que acumulaba el despacho y a las escasas probabilidades de que saliera adelante con éxito, lo que provocó el enfado del extorero.
Apenas 48 horas después de esa discusión, Rafael de Paula se presentó en el despacho del letrado con intención de agredirle, llegando a golpear la puerta del edificio con una azada de grandes dimensiones y profiriendo amenazas de muerte.
El abogado, que se encontraba en el interior del despacho, advirtió al Cuerpo Nacional de Policía de los hechos que se estaban produciendo, lo que motivó que pocos minutos después hicieran acto de presencia en el lugar los efectivos policiales que lograron reducir y detener al extorero.
En el momento de la detención, Rafael de Paula aseguró que portaba la azada «para defenderse».
El abogado al que amenazó y trató de agredir había defendido con anterioridad al extorero en un par de asuntos civiles, resueltos de manera favorable a sus intereses.
Rafael de Paula tiene 74 años y severos problemas de movilidad como consecuencia de las lesiones que padeció durante su carrera en ambas rodillas, de ahí que utilice un bastón para desplazarse e incluso la ayuda de un auxiliar.
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