Dar una segunda oportunidad al suelo rústico. Con esta idea, el ingeniero agroalimentario Toni Sastre (Lloseta, 1996) trabaja para poner al alcance de futuros emprendedores agrícolas tierras de diferentes municipios que están en estado de abandono o semiabandono. Con esta iniciativa, la entidad Buscatierras (de la que Sastre es el delegado en Balears) trabaja para volver a «poner en funcionamiento el terreno para que tenga un rendimiento productivo».
Para conseguirlo, Sastre ofrece sus servicios a los ayuntamientos. De momento, Inca y Campanet ya han puesto en marcha el proceso, que se encuentra en fase inicial, para captar a propietarios de fincas rústicas y ponerlos en contacto con futuros emprendedores que buscan suelo para llevar a cabo su proyecto empresarial. Con esta iniciativa se ayuda a que los jóvenes puedan acceder a esta profesión.
Sastre recuerda que «en un estudio del Govern del año 2016 se apuntaba a que por cada dos agricultores menores de 45 años había 10 agricultores mayores de 45 años y estas cifras han empeorado en los últimos años. El mayor problema de los jóvenes es conseguir suelo para iniciar una explotación y mediante el banco de tierras les damos la oportunidad de poder acceder a tierras».
Además, desde Buscatierras también trabajan para impulsar el trabajo en el campo entre los jóvenes. Para ello, realizan charlas informativas en los institutos y ofrecen asesoramiento a nuevos emprendedores para «hacerles entender que el trabajo de payés es un oficio remunerado y, aunque tiene sus riesgos, existen empresas agrícolas de éxito en Balears. Queremos que los jóvenes no dejen de lado esta opción laboral por desconocimiento». Estas charlas se pueden complementar con el proyecto Agroemprendre, mediante el que Sastre ofrece herramientas a los futuros agricultores para que aprendan a iniciarse en la payesía.
«La payesía ha sido una profesión que pasaba de generación en generación, pero ahora esta cadena de transmisión se ha roto y debemos poner al alcance de los jóvenes las maneras de tener los conocimientos para trabajar en el campo, además de los estudios de los grados medios y superiores que existen», según palabras de Toni Sastre.
Una vez adquiridos estos conocimientos, los emprendedores se pueden apuntar al banco de tierras, a través de las páginas web de los ayuntamientos adheridos a la iniciativa, donde los propietarios de las fincas también deben llenar unos formularios. «Nosotros ponemos en contacto ambas partes para que lleguen a un acuerdo y conseguir que el campo no quede abandonado. Nuestro objetivo es que las parcelas semiabandonadas, que son las que tienen más números de ser abandonadas, no se pierdan», según Sastre.
Así, se quiere frenar que las fincas rústicas se destinen al turismo y pierdan su capacidad agrícola.
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