Soler planifica el calendario anual de producción, controla los cultivos, los riegos y el abono y gestiona la certificación. | Aina Borràs

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La decisión individual de comprar pimiento verde italiano en vez del pebre ros mallorquí puede parecer inocua, pero después de años con esta dinámica de consumo, las variedades locales de Mallorca han sufrido una fuerte erosión. Muchas de ellas están en progresiva pérdida, no solo por los hábitos de consumo, sino también debido a la llegada de semillas foráneas, que son más productivas y rentables.

Pero en la finca de ses Voltes de Porreres se está desarrollando un proyecto piloto, emprendido por Agromart, donde se han sembrado 4.000 árboles fruteros de variedades autóctonas como higueras, manzaneros, ciruelos, melocotoneros y albaricoqueros. Quien supervisa su producción y la de otras fincas de la empresa, es Sion Soler (Muro, 1990) que es técnico de producción agropecuaria especializado en horticultura y apicultura. Soler planifica el calendario anual de producción, hace un control diario de los cultivos, los riegos y el abono y gestiona la certificación ecológica, entre otras tareas.

Además de frutas, en sa Volta, el joven también ha sembrado más de dos hectáreas de alcachofa negra mallorquina, que precisamente ahora está en plena producción. «Es una de las extensiones más grandes de este cultivo de toda Mallorca y prevemos producir unas diez toneladas de este producto», explica Soler. El técnico reconoce que para la empresa, este cultivo es poco rentable: «Su calidad es su mejor aliada, puesto que comercialmente es poco rentable. De hecho, las híbridas pueden llegar a producir un 70 % más de fruto». Aún así, Soler destaca que su apuesta es «recuperar y preservar variedades que nos conectan con nuestros antepasados y los orígenes del campo mallorquín. Apostar por ellos es apostar por el territorio, para que no perdamos la fisonomía que nos ha caracterizado siempre».

El técnico explica que la alcachofa negra mallorquina es más pequeña y alargada que las blancas híbridas: «Se distinguen también por su color morado, pero sobre todo por su sabor: es tierna y exquisita al paladar y es ideal para preparar el típico frit de Pasqua de estas fechas». Además, a parte de la producción de esta verdura, Soler destaca su colaboración con un obrador mallorquín que elabora paté de alcachofa y alcachofa aliñada que se comercializa en tarros de cristal retornables.

Esta parcela de tierra está desde hace dos años en reconversión de cultivo convencional a ecológico y por ello no se han utilizado químicos. De hecho, la finca de sa Volta «está a punto de conseguir el certificado y la próxima campaña de alcachofa negra mallorquina ya será oficialmente ecológica», celebra el técnico. Precisamente en esa línea, la intención de la empresa, que actualmente trabaja con el concepto de producción integrada, es «ir reconvirtiendo poco a poco todos los cultivos que sea posible en ecológicos», sentencia el joven.