Tal y como detalla la Organización de Usuarios y Consumidores (OCU), el desperdicio alimentario es un tema que preocupa a los españoles, es más, un 70% de los encuestados por el organismo confiesa que en su casa se tira comida a la basura, aunque a un 83% les molesta mucho o bastante que esto suceda. Eso sí, que esto ocurra es algo evitable, ya que durante el confinamiento la cantidad de alimentos que se desperdició se redujo considerablemente gracias a la buena organización y planificación de los ciudadanos.
Desde la OCU proponen una serie de pequeños cambios en los hábitos con el objetivo de reducir este despilfarro. En primer lugar, antes de hacer la lista de la compra, es fundamental revisar la nevera y la despensa para comprobar qué tenemos en casa. A continuación, se recomienda planificar las comidas para los próximas días para, de este modo, comprar únicamente lo indispensable. Una vez que ya hemos ido al supermercado, los productos recién comprados se deben ubicar en el fondo de los armarios o de la nevera y los más nuevos delante; para esta clasificación también se debe tener en cuenta la fecha de caducidad. Y por último, no se deben abrir los envases hasta que se sepa seguro que se van a consumir.
El Gobierno de España también está comprometido con este tema. Hace tan solo un mes el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley para combatir el desperdicio alimentario que obligará a las tiendas a fomentar la venta de productos «feos, imperfectos o poco estéticos» que estén en condiciones óptimas de consumo, así como a incentivar la venta de alimentos de proximidad, ecológicos y a granel. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, señaló que esta norma busca producir una drástica reducción del desecho de alimentos sin consumir que acaba en la basura y fomentar un mejor aprovechamiento de los mismos.
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