La nuez moscada cuenta con una importante fuente de vitaminas A, B y C.

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La nuez moscada es un producto básico que no puede faltar en la despensa, ya que se utiliza para darle un toque a muchas recetas. Su original sabor intenso, potente, cálido y aromático, en el que se mezclan dulce y picante al mismo tiempo, proviene de la semilla Myristica Fragrans, un pequeño árbol de hoja perenne originario de las Islas Molucas, Indonesia. Este fruto tropical, el único del que proceden dos especias diferentes, posee algunas propiedades interesantes y positivas para nuestra salud aunque también en ocasiones si se consume regularmente y en grandes cantidades puede causar efectos secundarios graves.

El componente que hace que la nuez moscada pueda ser peligrosa es la miristicina, una molécula orgánica presente tanto en el árbol, como en la semilla y en la envoltura que la recubre. La descomposición de la miristicina produce un compuesto químico que afecta al sistema nervioso central y que puede producir mareos, náuseas, deshidratación o dolores generalizados. Aunque también existe otro efecto que llama la atención. En dosis altas, 10 gramos o más, se convierte en un alucinógeno de suave o mediana intensidad produciendo efectos visuales y sensaciones parecidas a las de la marihuana. Estos síntomas pueden durar más de 24 horas después de ingerirlo.

En cualquier caso, sabemos que la nuez moscada se puede usar en pequeñas cantidades de forma segura en la cocina y que también tiene muchos beneficios. La especia cuenta con una importante fuente de vitaminas A, B y C, folatos, riboflavina, niacina y minerales como el magnesio, el fósforo, el calcio, el hierro y el potasio y, por lo tanto, es muy buena para la salud. Su consumo también ayuda a prevenir cardiopatías, fortalecer el sistema cardiovascular y favorecer la buena circulación sanguínea. Además, es un antibacteriano natural y es muy utilizada para el tratamiento de afecciones bucales y actúa como antiinflamatorio natural.