Uno de los aspectos fundamentales es revisar el estado del techo y las paredes exteriores. Las tejas sueltas o dañadas pueden convertirse en proyectiles peligrosos, por lo que es esencial asegurarlas o, si es necesario, reemplazarlas. Además, verifica las fachadas, especialmente si están revestidas con materiales ligeros que podrían desprenderse fácilmente con el viento.
Otro punto clave es asegurar ventanas y puertas. Las ráfagas de viento pueden generar una presión significativa en estas estructuras, por lo que es recomendable instalar persianas resistentes o contraventanas, que además de proteger contra impactos, refuerzan la estructura contra la presión del viento. Si tu hogar está en una zona propensa a tormentas, considera la instalación de vidrio resistente al impacto.
El jardín y los espacios exteriores también requieren atención. Asegúrate de que los árboles y arbustos estén podados adecuadamente, eliminando ramas muertas o débiles que puedan caer y causar daños. Además, guarda o asegura cualquier objeto que pueda ser levantado por el viento, como macetas, muebles de jardín y decoraciones.
Un aspecto menos evidente pero igualmente importante es revisar el sistema de drenaje. Asegúrate de que las canaletas estén limpias y en buen estado para evitar que el agua se acumule y cause filtraciones, especialmente en días de tormenta con viento y lluvia.
Finalmente, si se pronostican vientos muy fuertes, desconecta aparatos eléctricos que no sean esenciales para evitar cortocircuitos y posibles incendios. También es aconsejable tener a mano un kit de emergencia que incluya linternas, baterías y un botiquín de primeros auxilios.
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