La escena ocurre en España y el héroe de la aventura es Gil Blas, un joven de diecisiete años, presuntuoso e ingenuo, que va a buscar fortuna a Salamanca. Por el camino se detiene en un hostal para cenar. El posadero le ofrece unos huevos, ya que por ser día de vigilia no se ha cocinado carne. «Apenas había pegado el primer bocado a mi tortilla, un sujeto, de unos treinta años, que llevaba espada al cinto, trató de hablarme con aires apresurados, como si me conociese de toda la vida y me dijo: Señor estudiante, sé quién sois, sin duda un celebrado genio de la filosofía…». Así que el extraño que no es otra cosa que un aprovechado, un gorrista, logra que el tal Gil le invite a un par de tortillas y para redondear el asunto a una trucha al gratén.
Alain-René Lesage, Gil Blas y una trucha al gratén
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