En reconocimiento de la excelencia lograda por los panes que amasaban, erets sufficient… en bell pa a pastar precisa el documento, ambas fueron autorizadas a vender sus panes con una onza menos del peso establecido. Todas las homenajeadas han coincidido en la satisfacción que les ha proporcionado y proporciona esa tarea, a pesar de las preocupaciones adicionales que supone. Han recordado que llevarla a cabo venía a sumarse a la obligación habitual de atender simultáneamente a las tareas domésticas de su casa, poniendo de relieve su papel tanto en el obrador como en la venta de cara al público. Asimismo recordaron anécdotas y detalles del trato directo y cotidiano con los clientes, así como algunas peculiaridades requeridas antiguamente por esa actividad.
La celebración se ha realizado bajo el lema Cendre i posar llevat, dos maniobras básicas en el proceso de la elaboración del pan, reveladoras ya de una destreza y conocimiento técnico por encima del simple amasado y mezcla de harina y agua. La primera consiste en el filtrado de la harina a fin de eliminar los posibles restos de trigo o cuerpos extraños que el antiguo molido pudiera haber dejado en ella. El procedimiento requería el uso de un cedàs (cedazo) de trama fina que permitiera solo el paso de la harina de tamaño menor y más blanca. Con ella se elaboraba el pane albo o pan blanco, considerado de calidad superior. Un nuevo cernido con trama más amplia proporcionaba la harina destinada al pane ros, similar al que ahora conocemos como pan moreno, siendo la restante destinada al pane cum toto, equivalente al pa negre. Esas tres eran las categorías que jerarquizaban las calidades del pan en nuestra isla según la documentación del siglo XIV.
Posar llevat era añadir el llevat o levadura, llamada ahora masa madre, a la harina. Consistía en una porción de masa antigua conservada en una escudilla con aceite y tapado con una hoja de col o un papel de estraza. Lo habitual era tenerla preparada en cantidad suficiente para fermentar la cantidad de masa previsible del futuro pan. Al añadirla a la harina se vertía sobre ella agua caliente, que se mezclaba con la harina del entorno, dejando leudar el conjunto a temperatura cálida y constante. Fermentada ya la masa, quedaba dar forma a los panes y cocerlos.
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Enhorabona a aquestes valentes dones! Un trabajo sacrificado, poco valorado, y que desgraciadamente se pierde. La gente se queja se que las panaderías tradicionales son caras, sin ponerse a pensar en el sacrificio, las horas de trabajo de madrugada, para que podamos disfrutar de un bon pa moreno o una buena panada. Luego te vas al súper o a la gasolinera, y tienes productos industriales, con bonito aspecto, a preu de patato, y de dudosa calidad. No me extraña que nadie quiera ser panader@ en un país en que todos aspiramos a trabajar lo mínimo, y a consumir como sino hubiese un mañana, de todo a precios low cost. Au ido: Anyor es pa blanc de 2 kg, que eixut i sense compenatge, mos empesolaben els 3 germans; ni engreixabem ni tenien mal de panxa...