La nueva chef de Son Bunyola | Pere Bota

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El sueño de Richard Branson para Son Bunyola no ha terminado con la reconversión de la emblemática finca de la Serra de Tramuntana en el hotel de lujo. Ahora que las construcciones ya están totalmente reformadas y operativas, el proyecto sigue creciendo enfocado en la recuperación de los usos agrícolas de la extensa possessió de Banyalbufar, con más de 500 hectáreas de terreno. Ya tiene un colmenar que produce la miel que se sirve en los desayunos; se están plantando los estrechos bancales de vides de Malvasia, la uva tradicional de esta parte privilegida de Mallorca que son los acantilados de la Seerra y se está recuperando el olivar con el objetivo de elaborar sus propios vinos y aceite; y se está desbrozando el terreno que antaño fue el huerto principal de Son Bunyola para abastecer a la cocina de verduras y hortalizas a corto plazo.

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Esta temporada Brenda Lisiotti ha tomado las riendas del restaurante Sa Terrassa con una carta que principalmente, honra la cocina mediterránea y el producto local. El calamar con sobrasada y puré de cebolla tierna, su trío de pescados como caproig, mòllera y pagre, o las chuletillas con gremolata de oxalis y hierbabuena recolectadas en el huerto de la finca, son algunos ejemplos de la apuesta por la cocina contemporánea con producto local de la nueva chef ejecutiva de Son Bunyola. «Mi objetivo es que los clientes identifiquen Mallorca en cada plato», explica. La base mediterránea no quita que la nueva carta que está «cociendo» para este verano junto con su equipo de 34 personas en cocina tenga guiños a otras culturas, desde elaboraciones en el horno Josper hasta un tahín de pollo que ha perfeccionado personalmente en el hotel que la compañía tiene en Marruecos.

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Brenda Lisotti debutó como segunda de cocina en Son Bunyola el verano de 2023, cuando fue inagurado el hotel. Anteriormente, trabajó a las órdenes de Fernando Arellano en el premiado Zaranda y en Baibén, además de haber vivido en Italia, Eivissa, Estados Unidos, Polonia y Austria, antes de instalarse en Mallorca hace 12 años.

El objetivo compartido con el director de Son Bunyola, Vincent Padioleau, es conquistar al público local a través de los sabores y de las hermosas vistas del restaurante, desde cuya terraza se contemplan montañas forradas de olivos y pinar, el mar y la inconfundible silueta de Sa Foradada a lo lejos. Es un restaurante pensado para todo el año. El comedor interior está distribuido en varios espacios y uno de ellos fue la antigua capilla de la casa señorial, construida en el siglo XVI. «Nuestra ilusión es abrir todo el año y que el restaurante Sa Terrassa se convierta en un referente para la sociedad mallorquina», señalan ambos.

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Para los huéspedes del hotel, pronto se abrirá Sa Tafona, un restaurante de tapas cuyos usuarios se distribuirán en la antigua almazara de la finca, alrededor de su gran piedra central.