Un falafel presentado en forma de croqueta.

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El otro día estaba en una tienda de comida saludable y en una cafetería almorzando una deliciosa ensalada de hummus y falafel, y entonces me di cuenta de que no sabía mucho sobre falafel. Esto me hizo pensar y hacer algunas investigaciones... El falafel es un plato tradicional muy apreciado en Oriente Medio, que ha conquistado paladares alrededor del mundo por su versatilidad y su delicioso sabor. Aunque generalmente se asocia con la gastronomía árabe, sus raíces son motivo de disputa entre varios países, incluyendo Israel, Palestina, Egipto y otros países del Levante Mediterráneo. Según algunas teorías, el falafel se originó en Egipto hace unos mil años, donde inicialmente se hacía con habas y era conocido como ta’amiya.

Se cree que los comerciantes árabes lo llevaron hacia el norte, donde los garbanzos reemplazaron las habas como ingrediente principal. El falafel se elabora principalmente de garbanzos o habas, que se remojan y luego se muelen hasta formar una pasta. A esta base se le añaden ingredientes como ajo, cebolla, cilantro, perejil, comino y cilantro, que le aportan su característico sabor aromático y profundo. La mezcla se amasa hasta obtener una consistencia que permita formar pequeñas bolas o discos, que luego se fríen hasta que están crujientes por fuera y tiernas por dentro.

A lo largo de los años, el falafel ha evolucionado en diferentes culturas. En Israel, es común servirlo en un pan de pita con ensalada, tahini y encurtidos. En Palestina, se disfruta de manera similar pero con variantes en las especias y acompañamientos. En Egipto, donde se sigue utilizando habas en lugar de garbanzos, se sirve habitualmente con ensalada fresca, pan de pita y a veces se acompaña de berenjena frita. En otros países, como Turquía y Siria, puede incluir más hierbas y especias, ofreciendo una versión más picante y verde.

Paso a paso. Ingredientes: 400 g de garbanzos secos; 1 cebolla pequeña, picada; 2 dientes de ajo machacados; 2 cucharadas de perejil fresco picado; 2 cucharadas de cilantro fresco picado; 1 cucharadita de comino molido; 1/2 cucharadita de cilantro molido; 1/2 cucharadita de sal y aceite para freír. Preparación: Remoja los garbanzos en agua durante 12 horas. Escúrrelos y tritúralos hasta obtener una mezcla gruesa. Añade la cebolla, el ajo, el perejil, el cilantro, el comino, el cilantro y la sal. Procesa hasta que la mezcla sea homogénea. Deja reposar durante 15 minutos. Forma pequeñas bolas o discos con la mezcla. Calienta el aceite en una sartén y fríe los falafel hasta que estén dorados.