Sacó uno de los gruesos emparedados envueltos separadamente en transparentes servilletas de papel... Sacó un paquete de huevos duros que contenía también aceitunas negras muy aceitosas...A pesar de que el pan era algo duro y seco...Tunner, con cara de triunfo, mostró una gran botella llena de champaña...y llenó las tazas de plástico para un brindis...Cuando chocaron las tazas no hubo el tintineo cristalino que se siente en esos casos...Cuando terminaron la cena improvisada, Kit saboreó el higo que quedaba en sus macutos…».
Estas palabras sobre algo que sucedía en un tren africano, bajo el sol del desierto, pertenecen a una de las novelas de más éxito escritas por Paul Bowles, nacido en Nueva York en 1910 y fallecido en Tánger en 1999. Estudió música con Aaron Copland y Roger Sessions y compuso piezas de calidad. Su polifacética y original obra literaria comprende, además de novelas, poesía, relatos breves y textos autobiográficos, libros de viajes, ya que fue un gran viajero con estancias en muchos lugares del mundo, pero especialmente en el norte de África. El cielo protector que inspiró a Bernardo Bertolucci para rodar una película de acreditada fama, es una novela que describe un viaje por el citado territorio y en cuya ruta, cada personaje o cada acontecimiento adquiere una relevancia determinante. Los protagonistas del relato viven entre sufrimientos físicos y angustias intelectuales. Y es que Bowles veía la vida como un viaje que puede traer las más insospechados episodios.
Y yendo a la receta, evocativa, si se quiere, recordamos, que a muchos nos ha sucedido, preparaba el hotel, para los más excursionistas, lo que en todo el mundo turístico se llamaba «picnic» y en cuyos envoltorios había siempre una provisión de huevos duros. Y en no pocas ocasiones, pese a la tradición local, lonchas de jamón.
Veamos pues, los huevos duros con jamón. Podríamos prepararlos así: Cocemos media docena de huevos a fuego lento durante un cuarto de hora, luego los pelamos y partimos en dos. Sacamos las yemas y las metemos en un recipiente junto con doscientos cincuenta gramos de jamón de York finamente picado y mezclado con el contenido de una lata de foie-gras para mezclarlo todo y formar el relleno. Lo rehogamos y con esta pasta salpimentada podremos llenar las claras de huevo, para colocarlas en el pan.
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