La práctica deportiva no consiste únicamente en calzarse las deportivas, salir a correr y volver a casa a meternos bajo la ducha. El deporte debe ejercerse prestando atención a la técnica, al propio estado físico y adecuando los ejercicios a nuestro nivel y objetivos.
Por muchos beneficios que aporte, el deporte también puede acarrear lesiones musculares y articulares si no se ejercita con el debido cuidado. Para evitar este tipo de daños, además de adecuar el ritmo, también es aconsejable acompañar el ejercicio con la fisioterapia.
«Fisioterapia y deporte no deberían verse separados nunca a nivel amateur o profesional», señala Eduardo Alastrué Termis, fisioterapeuta (nº de colegiado 1611). Y es que «la fisioterapia sirve para tener una mejor predisposición a la hora de realizar cualquier tipo de deporte y también nos permite recuperar más pronto».
Esto se traduce en un mejor rendimiento, bien sea deportivo o en nuestras actividades diarias. Pero esto no significa que haya que ir al 'fisio' todas las semanas de manera regular, ya que los beneficios de las sesiones varían según el paciente y el tipo de deporte.
«No son las mismas prestaciones a nivel de biomecánica para un jugador de balonmano que para un ciclista: tendrán diferentes demandas, entrenamientos y por consecuente también lesiones distintas», apunta Alastrué.
Incluso dentro del mismo deporte y de una misma lesión pueden cambiar las necesidades, continua este fisioterapeuta. «Al final no tratamos patologías definidas de un deporte en concreto, tratamos personas que tienen una demanda muy específica dentro de su deporte y que serán diferentes a las de otros compañeros».
Pese a los enormes beneficios de combinar fisioterapia y deporte, muchos deportistas solo acuden a su fisioterapeuta cuando sienten dolor, tienen alguna contractura o padecen molestias musculares o articulares.
Para Eduardo Alastrué, se ha de ser «eficiente en el antes, durante y después de cualquier práctica deportiva». Bajo su opinión personal, este fisioterapeuta opina que no se debe esperar a sentir dolor para ir a consulta.
«Cuando el paciente tiene dolor, molestias y en el peor de los casos se ha lesionado suele ser porque hemos hecho un mal papel preventivo y de preparación», explica.
Pero, por otro lado, apunta que este razonamiento no quiere decir que los pacientes deban acudir todas las semanas o meses a la consulta: «aquí entra la moralidad del profesional que trabaja bajo un buen juicio crítico, no económico».
En definitiva, no hay una respuesta concreta sobre cada cuánto tiempo hay que ir al fisioterapeuta, ya que la asiduidad está condicionada por varios motivos relativos, la mayoría de ellos, al paciente. Las razones para acudir a la consulta pueden ser, igualmente, de diversa naturaleza, pero nunca hay que esperar a padecer una lesión para ponernos en buenas manos.
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