Escuchar de una forma activa. «Aprender a escuchar es un reto en si mismo, sobre todo cuando tenemos mil cosas en la cabeza y no somos capaces de parar el ruido mental. Por otro lado, estamos acostumbrados a contestar antes de que el otro acabe y así dar nuestra opinión, que en muchas ocasiones no nos han pedido; esto nos lleva a no conectar con el otro».
El valor de la empatía. «Es importante que practiquemos la empatía y seamos capaces de ponernos en el lugar del otro para conectar con lo que siente y necesita, así será más fácil prestar el apoyo que necesita».
Respeto mutuo. Almarcha precisa que es fundamental dejar ser al otro, con sus opiniones y deseos…
Una buena comunicación,. «Intenta ser lo más asertivo posible. No se trata de callar aquello que nos ha sentado mal, se trata de decirlo desde la honestidad de nuestro sentir, evitando los reproches. Intenta que tu comunicación genere puentes de conexión que os unan».
Sé honesto. «La honestidad es un valor en alza, sobre todo cuando el móvil nos da tantas oportunidades para dejar de serlo».
Analiza tus relaciones. «Pregúntate como son tus relaciones y qué te une a ellas, en este sentido compartir valores y visión de la vida parecida os acercará más».
Acepta. «Acéptate y acepta al otro. Es importante ser realistas y bajar nuestro nivel de expectativas respecto a lo que esperamos de los demás, de nosotros mismos y de la relación en la que estemos inmersos sea del tipo que sea».
Equilibrio en el dar y recibir. «Es importante mantenerlo porque en el momento en el que exista un desequilibrio se generará impotencia y rabia en la persona que nota que no recibe en la misma proporción».
Poner límites. La coach sugiere «poner límites que te cuiden y cuiden la relación. No todo vale, sobre todo cuando hay tantas conductas normalizadas que se alejan de lo que se entiende por respeto».
Sé agradecido. Ten esas palabras de agradecimiento hacía el otro en tu discurso habitual…así le harás partícipe de lo que contribuye en tu vida.
Reparar el daño. «Requiere de mucha humildad, ya que en muchas ocasiones podemos pensar que nosotros no tenemos la culpa o que, simplemente esa persona no se merece mi disculpa, pero si quieres relaciones sanas y de calidad pedir perdón se hace necesario».
Almarcha expone que «en estos momentos, donde las relaciones se pueden entender desde diferentes paradigmas y, en ocasiones pueden estar gobernadas por otros intereses ocultos, cultivar relaciones saludables se hace tan importante. Al mismo tiempo, es necesario entender que las relaciones evolucionan y si queremos mantener a ciertas personas en nuestra vida es importante entrenar la flexibilidad, la comunicación y el entendimiento más allá de los juicios generados sobre lo que entendamos correcto e incorrecto».
A su modo de ver, «la aparición de ciertas app y redes sociales han supuesto una nueva forma de vincularse y comunicarse con otras personas generando un nuevo escenario más allá de ese mundo virtual. Por otro lado, esta digitalización nos lleva a plantearnos cuánto de verdad hay en esas relaciones que se fraguan a través de los «like», planteándonos si son realmente saludables y sanas o si, por lo menos cumplen con los requisitos mínimos de lo que yo quiero y necesito en una relación sea de la índole que sea».
Almarcha sostiene que «como seres sociales que somos, necesitamos de la compañía de los demás para sentirnos bien, reconocidos, vistos, entendidos y, como no, queridos. En muchas ocasiones el anhelo de tener cubiertas esas necesidades tan importantes como seres humanos, hace que vivamos relaciones en las que dejamos de ser nosotros mismos por miedo a dejar de pertenecer o a la soledad, lo que lleva a dejar de disfrutar de ciertos momentos y de ciertas compañías. Esto, a la larga, provoca que salten las alarmas cuando empiezas a ser consciente de que esa relación ya ha dejado de sumarte».
La coach explica que «cada uno de nosotros entiende las relaciones desde su mapa mental, con sus creencias, valores, vivencias y un sinfín de circunstancias que nos hacen ser las personas que somos, pero si tuviéramos que hablar o identificar qué entendemos por relaciones sanas muchos de nosotros llegaríamos a la misma conclusión: son aquellas relaciones que hago con ciertas personas en las que me nutro y que nos beneficiamos mutuamente y, en las que somos tenidos en cuenta todos los que formamos parte, por el mero hecho de ser».
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