El informe insiste en la importancia de que los pacientes pidan siempre el número de colegiado o el título de medicina al profesional que le está atendiendo. | Adina Voicu

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Los españoles cada vez se inician antes en los tratamientos de medicina estética, ya que si hace una década era a los 35 años, en 2022 baja a los 20, según un informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) que vincula esta mayor demanda entre el perfil más joven a la influencia de las redes sociales. Según el 'Estudio dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España', el uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro ha contribuido a generar nuevas necesidades en los pacientes más jóvenes que en las consultas de estética demandan principalmente rellenos de ácido hialurónico en labios y toxina botulínica.

El informe constata que la pandemia disparó hasta un 30 % los retoques estéticos y es que la mascarilla dejó al descubierto el tercio superior del rostro y creó también la necesidad de mejorar la mirada. La toxina botulínica y la eliminación de ojeras ha sido en este periodo el tratamiento estrella y en cirugía, la blefaroplastia, una técnica para rejuvenecer los párpados. El estudio confirma que la medicina estética es un mercado en constante crecimiento. En 2021 se realizaron en España un total de 871.525 tratamientos médico-estéticos, de los que el 72 % (626.778) correspondieron con tratamientos faciales mientras que el 22 % (191.515) fueron corporales y el 6 %, es decir, 53.232, depilaciones y capilares.

Según el presidente de SEME, Juan Antonio López, el 40 % de la población española ha utilizado los servicios de medicina estética en alguna ocasión y de ellos un mayoritario 71,8 % corresponde a mujeres mientras que los hombres suponen el 28,2 %, un 6 % más que en el último informe. López señala que la mayor parte de los pacientes se hacen tratamientos al menos una vez al año y buscan una «belleza natural y temporal, donde no se perciban cambios excesivos y estos que no sean definitivos».

Y es que, según este especialista, la población española, con unos índices de vida más elevados, busca el autocuidado, sentirse mejor durante más años. «No persiguen más años de vida, sino más calidad de vida», señala. Respecto a ese 60% de población que no usa la medicina estética, el informe señala que una mayoría (7 e cada 10) reconoce que con una reducción del IVA, actualmente es del 21 %, considerarían recurrir a esos tratamientos.

En España el número de centros sanitarios autorizados por el Ministerio de Sanidad para ejercer la medicina estética asciende a 6.305, un 20 % más que en 2019. Dado que no existe la especialidad vía MIR, para poder ejercerla hay que ser licenciado en Medicina y pasar por una formación específica de postgrado o máster, que se imparte ya en 19 instituciones universitarias. El estudio subraya que la suplantación de funciones en el ámbito de la medicina estética sigue siendo habitual y el 15 % de los pacientes que han acudido a las consultas de los médicos estéticos asociados a SEME reconoce que ha sufrido las consecuencias del intrusismo y, de hecho, provienen de centros donde les trató una persona no cualificada para un acto médico.

De ahí que el informe insista en la importancia de que los pacientes pidan siempre el número de colegiado o el título de medicina al profesional que le está atendiendo para poder comprobar si está incurriendo o no en un delito. Y subraya que ponerse en manos de personal no autorizado puede provocar reacciones adversas peligrosas como infecciones, necrosis de la piel, inflamación de los tejidos, pérdida de la vista o contaminación de enfermedades transmisibles como VIH o hepatitis C.