es trenc Kilometerlang zieht sich der Top-Strand von Es Trenc hin und lässtKaribik-Gefühle aufwallen. | SPETERSEN

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Mallorca es una isla para redescubrir. Cada uno de los rincones de la mayor de las Baleares esconde secretos por encontrar, ya sea en sus playas de agua cristalina o en sus montañas. No hay lugar en el Mediterráneo que aúne todas las joyas que guarda Mallorca: calas espectaculares, gastronomía exquisita y una cultura entrañable. Naturaleza, deporte, playas, cultura, tradición, gastronomía, pueblos con encanto… y todo en un entorno de gran belleza que hay que admirar en primera persona. Mallorca tiene mucho que ofrecer. Mallorca por mucho que la conozcas, siempre suma motivos para enamorarse de ella y querer volver, o no irse nunca.

Explorar sus playas de agua cristalina

La Isla cuenta con más de 550 kilómetros de costa y tiene más de 300 playas: de arena, de roca o de piedras. Uno de los planes que no pueden faltar en el verano mallorquín son los días de sol y playa, aunque es complicado elegir las bonitas, estas son algunas con propio encanto. Cala Mesquida, en el extremo sur de la isla, se esconde entre acantilados y es una de las más impresionantes. Otra de las más bonitas es Cala Varques, rodeada de pinos, atrae a los aficionados del snorkel, que esconde una curiosa cueva en la que bucear.

El clásico de los clásico, pero no por ello menos bonita, es la playa de Es Trenc. Las aguas son cristalinas, tienes una larga extensión de arena antes de llegar a una zona profunda y desde aquí se puede divisar la silueta de la isla de Cabrera en un día despejado. Otro de los lugares que no puede faltar es la playa de sa Calobra, en un entorno idílico en la zona de la Serra de Tramuntana se encuentra esta pequeña cala entre escarpados acantilados.

Senderismo en la naturaleza

La Serra de Tramuntana es el lugar perfecto para hacer senderismo, recorrer la ruta de pedra en sec es una de las aventuras de senderismo más apasionante. Además, otra de las opciones es caminar por los parques naturales como el de s'Albufera o el de Mondragó. En el recorrido por la Isla, también se pueden descubrir una red de atalayas antiguas que ahora son espectaculares miradores.

La Catedral de Mallorca es uno de los principales atractivos de Palma.

Pasear por Palma

Palma es una ciudad que sorprende, repleta de historia, arquitectura, curiosidades y gastronomía. Una de las paradas imprescindibles en la capital es la imponente Catedral frente al mar. En verano también es agradable pasear por sus calles por la noche, disfrutando de un helado. Es Born, el Castell de Bellver, el Palau de l'Almudaina o el centro histórico tiene un encanto especial.

Adentrarse en una de sus cuevas

Mallorca cuenta con una cantidad de cuevas que visitar en la isla, aunque las Coves del Drac y las Coves dels Hams son las más conocidas. Para los más aventureros, la Cova des Coloms es la mejor opción, aunque es importante no tener miedo y saber nadar. Sin duda, es una oportunidad para descubrir la isla desde otro punto de vista, una vez te adentres en ellas no sabrás donde mirar. Las visitas a las cuevas se pueden complementar con la experiencia de practicas algún deporte de aventura, en la isla hay varias empresas que organizan salidas en grupo a diario.

Visitar una cueva permite descubrir la isla desde otro punto de vista.

Descubrir sus pueblos

La isla está llena de pueblos bonitos y con encanto que merece la pena visitar. El más popular es sin duda Valldemossa, una visita obligada para todos los turistas (también para los residentes), ya que es un lugar de cuento. Otro de los pueblos para visitar este verano es Pollença, la pequeña ciudad fundada por los romanos ofrece una agradable paisaje en el que disfrutar de un día de sol, además, los domingos suele tener un gran mercado. Los sábado, también se puede encontrar un mercadillo en Santanyí.

Nadie puede visitar Mallorca y no probar una ensaimada.

Enamorarse de su gastronomía

Mallorca es para comérsela. La cocina de la Isla es una de las mejores valoradas por su gran sabor, tradición y diversidad de productos. Los más golosos no podrán vivir sin ensaimada y coca de patata una vez que la prueben, mientras que los amantes del salado no pueden dejar de degustar la sobrassada, el tumbet o un buen arrós brut.