El verano ha dejado de ser un periodo de vacaciones que se ha de vivir de una forma típica. Cada vez hay más formas de disfrutar de la estación más luminosa y alegre, y muchos lo hacen desde una perspectiva apegada a la naturaleza, más sostenible y económica. En ese sentido, las redes de refugios públicos de que dispone Mallorca son una excelente opción para cuando las comodidades de un hotel son superficiales al lado de aguas cristalinas, una buena playa y un rico entorno natural.
Los refugios traen a la mente de manera casi inmediata los cafés calientes junto a la chimenea, los senderos de montaña o las botas llenas de barro después de un largo paseo respirando el aire frío y puro. Pero aunque se pueden disfrutar así, nada más lejos de la realidad y de todas sus posibilidades. Es cierto que muchos de ellos están destinados a completar las estampas otoñales o invernales, pero otros constituyen una alternativa a hoteles y piscinas que cada vez más personas prefieren y disfrutan. En la Isla existen dos redes públicas de refugios, una gestionada por el Govern de les Illes Balears, dependiente de la Dirección General de Espacios Naturales y Biodiversidad; y otra del Consell de Mallorca, incluida en su Departament de Medi Ambient. Entre ambos suman una extensa y variada red que no solo tiene refugios de montaña, sino que dispone de otros que incluso están ubicados a pie de playa, para hacer las delicias de los aficionados a las sensaciones más puramente veraniegas.
El Coll Baix pertenece a la red de Govern. Es propiedad del ayuntamiento de Alcúdia y se sitúa en la finca de la Victòria, Área Natural de Especial Interés, en la que están algunas de las mejores calas de la Isla: el Racó de ses Barreres, sa Ferradura, des Capellans, s'Illot, ses Caletes, Cala Solana y la playa de es Coll Baix, a la que solo se puede acceder a pie o en una embarcación. Esta última, en un entorno virgen de pinares y acantilados, es espectacular y además está muy cerca del refugio, que tiene capacidad para seis personas y electricidad por placas solares.
La finca pública de Son Real tiene un refugio que está a escasos metros de la playa y rodeado de un entorno natural, arqueológico y etnográfico de excepción, que desde 1991 está declarado también como Área Natural de Especial Interés. La edificación dispone de varias dependencias y capacidad para ocho personas, con electricidad por placas fotovoltaicas y agua corriente, pero no potable. Después de un baño en la playa, a apenas un breve paseo, se puede visitar una de las joyas patrimoniales de la Isla, la espectacular necrópolis talayótica, de unos 2.700 años de antigüedad y construida al borde del mar.
Siguiendo la línea de la bahía de Alcúdia, ya en el Parque Natural de la Península de Llevant, en Artà, llegamos a tres refugios más situados muy cerca del mar. Caseta des Oguers, Casa de s'Alzina y s'Arenalet. Este último está en la propia playa de s'Arenalet des Verger, en el Parque Natural. A él se puede llegar únicamente a pie, pero una vez allí se está literalmente sobre la arena. Con dos plantas y 22 plazas distribuidas en siete habitaciones, es uno de los de más capacidad. El refugio des Oguers dispone de la mitad de plazas, aunque está totalmente equipado. No está tan cerca de la playa como el anterior e ir a darse un baño implica un buen paseo, aunque, entre la belleza del Parque Natural, merece la pena. Similar es el caso de la Casa s'Alzina, a pesar de que este refugio se construyó en la que era una antigua casa señorial que por sí sola ya justifica la visita.
Otros refugios
El Consell de Mallorca tiene su propia red de refugios, entre los que destacan varios que se pueden disfrutar plenamente en verano. El refugio del Pont Romà no se encuentra en un espacio natural ni de playa, pero está en el casco urbano de una de las localidades más turísticas de Mallorca, Pollença. El edificio fue anteriormente un matadero de estilo modernista y, con sus 38 plazas, es uno de los de mayor capacidad del Consell, contando además con un equipamiento muy completo que incluye wifi. En una localidad no menos turística, Deià, se encuentra el de Son Boi, que tiene incluso una antigua almazara restaurada que se puede visitar. Al margen de los encantos del pueblo, su famosa Cala está a tan solo un paseo por el Torrent Major. Un poco al sudoeste, muy cerca del faro de Es Cap Gros y dominando el singular Port de Sóller, está Muleta. Una antigua estación de radiotelegrafía militar de principios del siglo XX, se transformó en albergue para 30 personas, que pueden disfrutar de unas vistas espectaculares del Mediterráneo y variedad de servicios, incluyendo bar y la posibilidad de llegar en coche.
Aunque solo se han mencionado aquellos que se encuentran próximos al mar, elemento imprescindible del verano mallorquín, realmente se puede disfrutar de todos los refugios de las redes del Consell y del Govern en cualquier época del año. Constituyen una forma de alojarse sencilla y siempre desde una perspectiva más ecológica, que pone al alcance de todos las muchas maravillas naturales que esconde Mallorca.
1 comentario
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Naturalessa???? ... qué naturalessa !?... si se lo están cargansdo TOSDO , osye !