Los de Pablo Laso lograron ese clic en su juego al calor de un Palacio entregado sin casi pedir nada a cambio, con carácter en defensa, concentración de principio a fin y mucho triple (16/29). Fabien Causeur (20 puntos) fue el mejor, con una gran dirección de Williams-Goss (11 y 8 asistencias), aún con el caso Heurtel-Thompkins por resolver, y Yabusele ofreciendo lo que tenía guardado.
Aunque sean 40 minutos, en un Madrid poco fiable, el principio tenía valor doble. El equipo blanco quiso conectar con el público y consigo mismo en un fuerte arranque, con acierto y ritmo, y lo logró con Williams-Goss y Tavares, la vital fórmula base-pívot para Laso, y el acierto de Causeur (13-6). El Maccabi no entró en pánico y en su calma logró mantenerse en partido en el segundo cuarto. El Madrid recurrió a la camiseta y el coraje sin dudarlo, con Rudy Fernández sobre la bocina de los 10 minutos. Canastas que además de puntos sumaran confianza, jugadas para crecer, los de Laso se inyectaron de cada pequeña alegría para llevar el mando del primer tiempo. El mejor arma eso sí fue el triple, 9 en ese periodo.
Una racha de tres seguidos permitió la escapada cuando el Maccabi parecía encontrar su sitio en el parqué de la calle Goya. Alguna pérdida, algo de desconexión en los cambios, el Madrid abrió la puerta a Wilbekin, quien pronto recibió el marcaje de Abalde, y Nunnally. Tavares cerró por dentro y la serie de Causeur, Hanga y otro del francés devolvió la alegría al Palacio (43-34). Con buenos minutos de Hanga se fue al Madrid al descanso con la mitad del trabajo hecho, doblando el acierto, las ganas y agresividad del rival. El triple volvió a dar mucho aire a los de Laso en la reanudación, a pesar del intento de apretar de un Maccabi que encontró en ataque el recurso por dentro de Reynolds. El 'grande' visitante terminó encontrando el resquicio de Tavares.
No fue problema mayor para el Madrid, ya que todo parecía funcionar. Poirier acudió a la ayuda, mientras Yabusele recordaba al de sus primeros meses de blanco y Causeur seguía con su partidazo. Wilbekin se apresuró en mandar callar al Palacio porque el Maccabi no parecía tener recursos para bajar la brecha de los 10. Rudy la puso en el inicio del último cuarto con otro triple (68-58). El balear entró también para recordar que tocaba arrimar el hombro en defensa. Cuajar un partido completo era el paso definitivo para un Madrid capaz de grandes fiascos últimamente en los compases finales. El marcador se movió con cuentagotas, con Maccabi remando con sigilo (74-69). Con cierta dosis de corazón superior a la cabeza, cierta bendita locura también, el Madrid salió triunfador.
Williams-Goss falló y se redimió de palomero, en una acción con más uno y técnica al banquillo visitante. Hanga mató el aro cuando parecía que se dejaba el balón por el camino y el Madrid se escapó de cara a dos minutos plácidos, algo que, a estas alturas y para cualquier equipo, es mucho pedir. El viernes, segundo asalto contra un Maccabi que, con dos derrotas en 13 partidos, tiene peligro.
Ficha técnica
84- REAL MADRID: Williams-Goss (11), Hanga (11), Causeur (20), Yabusele (15) y Tavares (4) --quinteto inicial--; Rudy Fernández (12), Abalde (6), Randolph (3), Poirier (2), Taylor (-), Llull (-).
74- MACCABI TEL AVIV: Wilbekin (20), Evans (5), Nunnally (11), Williams (2) y Zizic (2) --quinteto inicial-- Reynolds (10), Dibartolomeo (5), Caloiaro (5), Ziv (-), Thomas (2), Sorkin (12).
ÁRBITROS: Lamonica, Vilius y Rocha. Eliminado por faltas Causeur.
PABELLÓN: WiZink Center.
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