Elijah Brown y Robert Cosialls, este sábado, en su llegada al aeropuerto de Son Sant Joan tras un largo y complicado viaje desde Lleida, | Redacción Deportes

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Ha sido el viaje más duro de la temporada. Y no por la distancia ni las horas invertidas. El regreso desde Lleida, escenario del descenso del Palmer Palma, llevaba consigo cansancio, pocas horas de sueño encima y caras largas en la expedición de un equipo que se despedirá de la LEB Oro en unos días. Los técnicos Pau Tomàs y Álex Pérez han dado libre a la plantilla todo el fin de semana para, desde el lunes, empezar a preparar el último partido del curso. «No será fácil levantar la moral al grupo, pero vamos a intentarlo y a hacerles ver la importancia del encuentro ante el Valladolid (viernes, 21 horas). Para, al menos, irnos con una sonrisa», aseguraba Tomàs. «El lunes tendremos una charla y prepararemos con la ilusión de acabar con una victoria la temporada», añadía el preparador, que se reafirmaba en sus palabras del viernes, cuando decía bien alto que «no hay nada que reprocharle a este equipo, al contrario. Lo han dado todo y estamos muy orgullosos», reafirmaba el preparador mallorquín del Palmer. «Hay que valorar el trabajo del grupo, con todas las adversidades que hemos tenido, y también el de la gente del club, que ha sufrido también esta temporada», aseguraba Tomàs, visiblemente cansado y afectado por la costosa derrota.

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Álex Pérez y Pau Tomàs atienden al redactor de Ultima Hora en la terminal.

Realidad

A la par, Álex Pérez dejaba claro que «hay que asumir la realidad» y «ayudarles a levantarse». El otro 50% del banquillo del Palmer no quiso pasar revista a las causas que han llevado a este desenlace, aunque dejó claro que «cuando hay un accidente, es por varias cosas. Y cuando acabe la temporada, habrá que analizarlas». «Hemos hecho todo lo que hemos podido en lo deportivo. Los ocho (jugadores) del primer equipo y los dos del EBA han estado de diez... Hemos remado y nos hemos quedado en la orilla... Una lástima», explicaba, a la vez. Mientras, Pau Tomàs describía cómo estaba el vestuario una vez acabado el partido y consumado el descenso: «Estaban desolados... Les animamos, porque han dado la cara y no han bajado los brazos. Por eso, se merecen el reconocimiento de la afición el viernes», concluía el técnico.

Es pronto, apenas han transcurrido unas horas tras perder la categoría, pero desde el Bahía San Agustín se sopesa seriamente la opción de salir en LEB Plata y asumir el reto. Aunque vienen semanas de gestiones, contactos y reuniones para definir el futuro del proyecto. Su viabilidad económica, deportiva y social antes de tomar una decisión final.