Tres bolas, 'putt' cortos uno tras otro y todos dentro del agujero. La secuencia de entrenamiento se repetía sin fin. El silencio se adueñaba del campo y solo dos jugadores pegaban bolas mientras Olazábal seguía en el 'green' de prácticas, bajo la atenta mirada del italiano Pepo Canonica.
«No hay otra manera si te quieres comer la tostada», relataba a EFE Olazábal, un golfista de 45 años que no se entrega pese a sus múltiples problemas físicos y el extenso palmarés: ya ha ganado dos 'Grandes' (Masters de Augusta), otros 21 títulos del Tour europeo, 4 en el Tour estadounidense y dos más en Japón.
Olazábal mordió hoy parte de esa tostada, pues tras firmar 66 golpes (-4) ascendió hasta el cuarto puesto, a cuatro golpes de Wood (hoy -1) y a uno del dúo que comparte la segunda plaza, formado por el norirlandés Darren Clarke y el irlandés de más de 100 kilos Shane Lowry, quien igualó con 63 golpes (23 'putts') el récord del campo.
Olazábal es ahora y en vida el mejor golfista español, tras el deceso de su amigo Seve Ballesteros. En el fondo de la mente del golfista vasco está, sin duda, Seve. Olazábal busca el homenaje a su amigo, quiere volver a ganar, lo que no ocurre desde 2005 precisamente en Pula, en este campo que lleva su firma.
Su éxito se fundamentó hoy en los «greens», con una impresionante cifra de 23 'putts' (los mismo que Lowry).
«Ni me acuerdo cuándo hice esa cifra por última vez», dijo Olazábal al poco de embocar, en el hoyo 18, el último de sus cinco 'birdies' de la tercera jornada.
«Pero tengo que seguir afinando, porque días como el de hoy con el 'putt' hay muy pocos al cabo del año», advierte.
Olazábal ofreció sus mejores momentos de golf hasta el hoyo 9, pese a un único «bogey» en el hoyo 2. Sin embargo, atravesado el ecuador el golfista guipuzcoano comenzó a «despistar» sus golpes por la derecha. Esto le obligó a sacar otra vez de la bolsa su manual de maestro. Con el «birdie» en el hoyo 18 quedaba rematada su antología al esfuerzo para intentar el asalto dominical al título.
Si el golf inglés está de enhorabuena porque uno de sus talentos, el joven Chris Wood (23 años), está a punto de explosionar, el golf español vuelve a disfrutar con la recuperación de Olazábal para pelear por un título del circuito europeo. Quizá Seve Ballesteros, desde «arriba», busque mañana un sitio privilegiado para seguir a su amigo de Fuenterrabía.
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