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Carlos Queiroz, entrenador portugués del Real Madrid, vive las horas más amargas desde que se hizo cargo del equipo blanco hace más de cuatro meses, y no tiene más remedio que guarecerse como puede del diluvio de críticas que le ha caído encima después de la derrota ante el Sevilla (4-1). Queiroz es vapuleado desde muchos frentes, y no porque el Real Madrid haya perdido un partido, sino por una serie de decisiones tácticas que fueron, cuando menos, muy cuestionables, según la opinión unánime de la prensa. Las bajas de los dos defensas laterales titulares, Míchel Salgado, sancionado, y Roberto Carlos, lesionado, obligaban por primera vez al entrenador del Real Madrid a demostrar su capacidad para salir airoso de situaciones difíciles. Y fracasó en el intento, afirma la prensa especializada.

Hizo tantos cambios de demarcación en la retaguardia que trastocó todo su sistema de defensa. Mandó a un central, Francisco Pavón, a pelear contra José Antonio Reyes, un extremo izquierdo rápido y habilidoso que volvió locos a los zagueros madridistas. Apostó por el joven Rubén González como eje de su defensa, acompañado por Iván Helguera, y desplazó a la izquierda a Raúl Bravo, que ha jugado toda la temporada como central con un rendimiento notable.

Su 'invento' no funcionó. En el primer cuarto de hora del partido, el Real Madrid ya había encajado tres goles. Queiroz, entonces, maquinó una serie de remedios que, a la postre, no sirvieron más que para dejar claro que, a su entender, Rubén era el culpable. Le sustituyó en el minuto 26 y el joven defensa madridista no pudo reprimir las lágrimas cuando se sentó en el banquillo. Rubén, con muy poca experiencia aún en Primera, expió unos pecados que no le corresponden en exclusividad. Así lo refleja la crítica deportiva española, que no duda en echar la culpa al portugués. El técnico luso, según 'El Mundo', «quedó en evidencia» y su planteamiento táctico «fue un fracaso en toda regla». «Más allá de sus errores de cálculo, llamó la atención la pérdida de papeles del técnico portugués, sus persistentes dudas», añade ese periódico. Con ironía, 'El Mundo Deportivo' destaca que «buena parte de culpa de la goleada la tuvo Queiroz, ese estudioso del fútbol, ese que sustituyó a Vicente del Bosque porque tenía su librillo anticuado, pero que difícilmente hubiese encajado cuatro goles porque conoce al Sevilla y a sus hombres peligrosos, algo de lo que Queiroz demostró no tener ni idea».