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Patricio Candia
Es la historia con final feliz de un muchachito africano que con 15 años «aterrizó» en el Real Madrid con el único objetivo de que sus paisanos del Camerún le vieran por televisión. ¿Cuánto tardó en conseguirlo? «Dos días», respondió con desparpajo y seguridad a su entrevistador, el secretario general del Sindicato de Periodistas de Balears, Andreu Manresa, y ante el público que llenó el salón de actos de la Fundació «la Caixa» en el seminario «Medios de Comunicación, poder y ética». Samuel Etoo, «el león de Àfrica», el mejor futbolista en los 88 años de historia del Real Mallorca, jugador del FC Barcelona y «pichichi» de la Liga, mostró ayer su lado más humano en la jornada «Los dioses mediáticos».

Habló con el corazón. «Una de las ventajas de ser famoso -dijo- es que tienes mucho poder, pero hay que saber usarlo. A mí, por ejemplo, me gusta ayudar a los más necesitados (es embajador de la UNICEF y colaborador de la Fundación Campaner), especialmente si éstos vienen del Àfrica. Cada día me llega un camerunés a Barcelona para pedirme que les ayude y no puedo decirles que no. Me pregunta cuáles son las claves de mi éxito y les respondo que el trabajo, mucho trabajo, esfuerzo y dedicación. Siempre he conseguido lo que he querido, pero la fama no se me ha subido a la cabeza».

Etoo ha visto cambiar el mundo a su alrededor. «Cuando estaba en el Mallorca y me conocía poca gente el mundo, cada vez que quería hacer una compra importante en algún aeropuerto de Francia, por ejemplo, de 7.000 euros, la dependienta me decía que mi tarjeta 'no funcionaba'. Y eso que en Francia hay un dos negros por metro cuadrado. Después, tras una campaña con «Puma» que se vio en todas partes, me decían 'tu cara me suena'. Gano mucho dinero, es cierto, pero es mucho más lo que yo y mis compañeros generamos».