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No va más. El Mallorca intervendrá esta noche en el cierre de campeonato más caliente de los últimos tiempos y de su actuación, que será seguida con lupa en todo el planeta, dependen tanto el desenlace definitivo, nombre del campeón incluido, como el futuro de uno de los gigantes del fútbol mundial. En una esquina, el Real Madrid, ansioso por agarrarse de nuevo a la gloria tras cuatro de años de sequía. En la otra el conjunto de Manzano, agazapado y en silencio, sin nada que ganar (al menos oficialmente), pero también sin nada que dejarse por el camino. Envolviendo la cita, un escenario abarrotado, una afición eufórica y la sombra de un título, quizá el más valioso que se recuerda. El trabajo de toda una temporada sintetizado en noventa minutos de tensión, sufrimiento y suspense, mucho suspense. Fútbol en estado puro. Insuperable (Estadio Santiago Bernabéu, Canal +, 21.00 horas).

El Mallorca ha sacado del armario el traje de gala. El conjunto rojillo sabe que le toca desfilar ante un auditorio incomparable y aunque hace tiempo que acabó su trabajo, será más protagonista que nunca. De hecho, lleva toda la semana con ésa etiqueta pegada a la frente. Desde que Van Nistelrooy y Tamudo le dieron un revolcón al torneo sobre la bocina de la pasada jornada, los futbolistas bermellones han estado en todo momento en el punto de mira por razones justificadas. Al fin y al cabo, es el único equipo capaz de reventar el guión más lógico y asumirá la responsabilidad de mantener viva la esperanza de Barcelona y Sevilla, que pese a sus respectivos compromisos, no perderán detalle de lo que suceda sobre el césped de Chamartín.

En cualquier caso, la plantilla balear viajó ayer a la capital sin ningún tipo de presión en su equipaje. El último desplazamiento de la temporada fue también uno de los más cómodos y aunque los pronósticos indican lo contrario, en el vestuario existe la sensación de que es posible sorprender al Madrid en pleno día grande, como ya hiciera el Deportivo en el año 2001 coincidiendo con el centenario del club merengue. Para ello resulta obligatorio superar el miedo escénico que hiere a muchos de los equipos que visitan el Bernabéu. Por si fuera poco, los decibelios del estadio se multiplicarán para impulsar a los de Capello y el Mallorca, acostumbrado a jugar entre la indiferencia del público madrileño, tendrá que hacer frente a un ambiente especialmente hostil, ya que el espinoso asunto de las primas a terceros ha dañado la imagen rojilla. Según la rumorología, los futbolistas baleares percibirán una elevada suma de dinero por arañar algún punto en Concha Espina. Sin embargo, esa cantidad, que procedería de Barcelona y en menor medida de Sevilla, nunca será reconocida y por lo tanto se quedará en la intrahistoria de la jornada. Efantasma de Tenerife, que parecía enterrado, también se ha aparecido ultimamente para añadir más leña al fuego.

El resto de la pimienta que le hacía falta al enfrentamiento la repartió hace seis días Ramón Calderón. El presidente del Madrid, cegado por el empate de su equipo en Zaragoza y por eefecto Tamudo, olvidó por unos minutos su rango y bajó al terreno de juego de La Romareda para compartir su alegría con los aficionados en un gesto que en los últimos días ha sido repetido hasta la saciedad. A estas alturas de la película casi todo el mundo ha emitido su opinión sobre el tema y pase lo que pase esta noche, seguro que tiene continuidad. Si a eso se le añaden otros ingredientes como el futuro incierto de Capello o las despedidas de Beckham y Roberto Carlos, el resultado es uno de esos encuentros redondos que seguramente sobrevivirán al paso de los años. Que nadie se lo pierda.