El mediocentro malí del FC Barcelona Seydou Keita (i) celebra su gol con su compañero Bojan Krkic. | Efe

TW
0

F.C. Barcelona 1 - 0 Zaragoza

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Milito, Maxwell (Abidal, min.75); Xavi, Mascherano, Keita; Pedro (Iniesta, min.86), Messi y Bojan (Villa, min.65).

Zaragoza: Doblas; Diogo, Jarosik, Da Silva, Lanzaro, Obradovic; Pinter (Edmilson, min.55), N'Daw, Ander Herrera (Jorge López, min.71), Bertolo (Uche, min.50); y Sinama-Pongolle.

Gol: 1-0, min.43: Keita.

Àrbitro: Fernando Teixeira Vitienes, del comité cántabro. Mostró cartulina amarilla a Milito (min.57) y Lanzaro (min.92).

Un gol del malí Seydou Keita a dos minutos del final de la primera parte dio el triunfo al Barcelona contra el Zaragoza (1-0), en un encuentro de claro dominio del equipo azulgrana, que acusó sus numerosas bajas y careció del aplomo de otras ocasiones.

Javier Aguirre, técnico del Zaragoza, llevó a su equipo a Barcelona también disminuido por las bajas y con una idea clara: no salir goleado. Para ello, estableció un dibujo de cinco defensas para proteger a Doblas (Diogo, Jarosik, Da Silva, Lanzaro y Obradovic) y juntó esta línea con la del centro del campo para cerrar espacios.

El Barcelona pareció desconcertado durante los primeros minutos, pero sabía que el partido se iba a jugar casi enteramente cerca del área del rival. Y así fue, excepto en un error de Keita, que habilitó a Nico Bertolo, quien vio el gol cerca hasta que Piqué se cruzó en la trayectoria del balón.

Al margen de esta acción, el Barcelona empujaba y dominaba y el Zaragoza se sacaba el peligro de encima como podía e intentaba armar algún contragolpe lanzando balones en largo a Sinama-Pongolle.

Noticias relacionadas

El Barcelona empezó el asedio desde el primer minuto y ante la imposibilidad de trenzar jugadas para habilitar a los rematadores, optó por una variante no muy explotada por los barcelonistas: el disparo de mediana distancia, en el que Doblas se mostró muy seguro.

A partir del cuarto de hora, el acoso del Barca, improductivo, ya que ni Doblas sufría ni la defensa zaragocista se veía apurada, se tradujo en una sucesión de disparos desde fuera del área para sorprender a un seguro Toni Doblas, que estuvo acertado en lanzamientos de Pedro, en el minuto 18, Xavi, en el 20, y Bojan, en el 25.

Un minuto después, Messi se encontró con un lanzamiento claro, pero dos zaragocistas se lanzaron para interceptar el balón.

El meta del conjunto aragonés volvió a responder con acierto a otro disparo de Messi y desvió el balón con el brazo derecho.

Mascherano, en el 37, también lo intentó desde lejos con el mismo resultado, hasta que a falta de dos minutos para el final de la primera parte, el arrojo azulgrana tuvo su premio cuando una internada a trompicones de Messi por la banda acabó con un centro y el balón suelto, hasta que Keita lo envió al fondo de las mallas (1-0).

Precisamente a Keita, que ya lleva marcados cinco goles al Zaragoza, le fue anulado por fuera de juego un tanto de cabeza en el minuto 28.

En la segunda parte, Aguirre movió piezas y cuando se llevaban disputados cinco minutos entró Uche por Nico Bertolo, quien en la jugada anterior se libró del marcaje de Piqué y dispuso de una gran ocasión de gol, pero cruzó excesivamente el balón.

Igual que en el primer tiempo, parecía que el Zaragoza quemaba en una acción toda su inspiración, pero aún le iban a quedar más cartuchos. A los dos minutos, el Barca volvió a la carga y un cabezazo de Piqué acabó con un rechace de Doblas en la línea de gol.

Sinama ganó por velocidad a un despistado Piqué pasado el primer cuarto de hora de la segunda parte y, solo ante Valdés, el meta azulgrana le sacó el balón para evitar el gol del empate. El Barca tuvo también una respuesta inmediata con un disparo a la media vuelta de Bojan que Doblas, una vez más, resolvió.

El Barcelona vio que el Zaragoza tenía el pulso muy bajo y solo aspiraba a no ver perforada su meta en más ocasiones, lo que le llevó a neutralizar el encuentro y a mantener el balón en el centro del campo, intentado alguna incursión, pero sin quemar las naves.