El delanteroa del Valencia Roberto Soldado (i) observa la jugada del delantero brasileño del Rayo Vallecano Leo Baptistão (d). | Efe

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Valencia 0 - 1 Rayo Vallecano

Valencia: Diego Alves, Barragán, Rami (Cissokho, m.75), Ricardo Costa, Guardado, Banega, Tino Costa, Feghouli, Jonas (Bernat, m.63), Piatti (Parejo, m.45) y Soldado.

Rayo Vallecano: Cobeño (Rubén, m.67), Tito (Nacho, m.79), Gálvez, Amat, Casado, Adrián, Trashorras, Vázquez (Lass, m.64), Chori Domínguez, Piti y Leo Baptistao,

Gol: 0-1, m.83: Chori Domínguez, de penalti.

Árbitro: Álvarez Izquierdo (colegio catalán). Amonestó por el Valencia a Tino Costa y Parejo y por el Rayo Vallecano a Vázquez, Piti, Amat, Casado y Rubén.

Un penalti transformado por el ex valencianista Alejandro «Chori» Domínguez apuntilló en Mestalla a un Valencia sin alma en un partido de baja calidad, en el que el Rayo Vallecano jugó sus bazas mejor que el equipo local a lo largo de todo el encuentro.

El Valencia, en el debut ante su afición de su nuevo técnico, Ernesto Valverde, ofreció una imagen discreta ante un rival que se sintió cómodo de principio a fin y en el equipo visitante hizo algo más por ganar que un desangelado equipo local.

La primera parte estuvo nivelada, aunque con dos propuestas diferentes, ya que el Valencia practicaba un fútbol más directo, sobre todo en el inicio de la jugada, mientras que el Rayo Vallecano pretendía salir con el balón jugado desde atrás.

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Ni uno ni otro equipo llegaba con facilidad a la meta rival. El Valencia lo hizo casi siempre en jugadas a balón parado, faltas en su mayoría, mientras que el manejo de la pelota por parte del equipo madrileño no iba a acompañada de aproximaciones de peligro ante la portería de Diego Alves.

En ese escenario, el partido era insustancial, aburrido y sin destellos, con un poco más de iniciativa por parte del equipo visitante, ante un Valencia que en los tres primeros partidos de la época post-Pellegrino, ha aprendido a no desordenarse y a no perder de vista la necesidad de mantener la portería a cero.

Así las cosas, el encuentro llegó sin oportunidades claras y sin goles a su ecuador, tras 45 minutos sin mucho que recordar.

La entrada de Parejo por Piatti en el descanso replanteó el esquema del Valencia, con el paso de Jonas a la banda izquierda, pero el partido no varió su dinámica respecto al primer tiempo.

A ningún equipo le duraba el balón porque había mucha presión y muchas imprecisiones. Apenas se trenzaba fútbol y el poco que había corría por cuenta del Rayo, que a medida que pasaban los minutos era el que más cómodo sentía sobre el césped de Mestalla, aunque cada vez con más precauciones defensivas.

La lesión del meta visitante, Cobeño, obligó a que saliera Rubén, mientras que los problemas físicos de Rami, dieron paso al lateral Cissokho, que jugó como central.

Al Valencia le faltaban ideas y el Rayo, aún sin renunciar a sus bazas a la contra, estaba pendiente de no desguarnecer su zaga a pesar de que el dominio local era casi inapreciable.

Cuando parecía que poco faltaba por pasar y que el partido iba a abocado a un empate a cero, un penalti de Tino Costa sobre Trashorras fue convertido por el argentino Chori Domínguez en el 0-1. Fue la venganza de un ex valencianista que no había salido del club precisamente por la puerta grande.

Del penalti al final, el Valencia no reaccionó, por lo que el Rayo Vallecano consiguió sin sufrimiento la victoria en un partido que el público despidió de nuevo con el grito de «Llorente, vete ya», dirigido a su presidente.