Presentación de Luis Enrique Martínez como seleccionador nacional | Youtube: AGENCIA EFE

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El seleccionador nacional de fútbol Luis Enrique Martínez se mostró contundente este miércoles y se señaló como «el único responsable» de que Robert Moreno no esté en su cuerpo técnico, calificando a su antiguo ayudante de «desleal» y criticando que tuviese una «ambición desmesurada».

En un «día muy especial» por su vuelta a la selección cinco meses después, el asturiano quiso zanjar toda la polémica por su vuelta y el repentino adiós de Moreno, que considera «generada» por el catalán. «Me veo obligado a dar muchas más explicaciones las que me hubiese gustado, pero era necesario por mi familia, por mí, por mis amigos, por la RFEF y por los jugadores», aseveró.

«El único responsable de que Robert Moreno no esté en mi 'staff' soy yo. No Luis Rubiales, ni Molina, ni la RFEF», aseguró Luis Enrique en su presentación en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (Madrid), donde indicó que «el desencuentro ocurre el 12 de septiembre».

Ese día fue el «único» en el que tuvo contacto con Robert Moreno. «Me llama y tuvimos una reunión en mi casa, de 20-30 minutos y percibo que él quiere hacer la Eurocopa y me dice que si yo quería después él volverá a ser mi segundo», relató el asturiano.

«Lo veía venir por los acontecimientos. Me intento poner en el otro punto de vista y entender, a fuerza de ser sincero, que le haga ilusión, que lo vea como la oportunidad de su vida y para la que ha trabajado mucho. Entiendo que es ambicioso, y esa es una cualidad a valorar, pero para mí es desleal, yo jamás lo haría y no quiero a nadie de estas características en mi 'staff'. La ambición desmesurada es un gran defecto», añadió.

El de Gijón le replicó que no le veía «más» en su cuerpo técnico y que él se sentía «fuerte y con ganas de trabajar». «Esa reunión acaba de manera cordial y a continuación llamo a los miembros de mi 'staff' para que sepan de primera mano mi opinión y la de la otra parte, y les digo que no quiero que nadie tergiverse mis palabras», puntualizó.

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«Que quede bien claro que no me he ofrecido nunca a la RFEF y aunque Luis Rubiales y Molina decían que tenía las puertas abiertas y así me lo han demostrado, yo no he llamado a nadie ni nunca he dejado que terceras personas lo hiciesen en mi nombre», añadió. «Los valores en el mundo de del fútbol son muy importantes porque somos imagen para los niños. Por eso me atrevo a decir claramente que Luis y Molina siempre han sido conmigo leales, sinceros y honestos», remarcó.

El técnico recalcó que mantener a Robert Moreno «podría ser lo más falso» que podría hacerse. «Podía aguantar a una persona hasta después de la Eurocopa y después que se fuera, pero mis valores son otros. Me siento orgulloso de mi decisión, no de como acabó todo ni ver sufrir a personas ni dando explicaciones, de eso me siento claramente responsable», confesó.

También dejó claro que «aquí no hay nadie que no quiera estar» y que, cuando tuvo que dejar el cargo, dio su «opinión» a la RFEF sobre su relevo, sin citar si apostó por Roberto Moreno, y aclaró que nunca se ha rodeado de «gente incapaz».

«Las situaciones van dando pie a conocer a las personas y en quien puedes confiar y en quien no y quien es tu amigo y quien no», declaró. «En lo profesional no tengo nada que criticar, Robert es un entrenador muy preparado, de lo personal no tenía ninguna hasta que las palabras dicen unas cosas y los hechos son muy diferentes. No soy el bueno de esta película, pero seguro que el malo tampoco», zanjó.

Sobre la reunión del 31 de octubre en Zaragoza con Luis Rubiales y José Francisco Molina, detalló que luego tuvo «alguna conversación más», pero que en ese día «ellos perciben claramente» que quería volver. «Les digo que estoy preparado y con ganas, pero no sé a qué conclusión llegaron. Quedó claro que estaba dispuesto a volver a entrenar y les dije que estaban exentos de tener cualquier responsabilidad de cualquier compromiso conmigo», afirmó.

Finalmente, confirmó que Jesús Casas, antes tercer ayudante, será su nuevo segundo, y que siguen Rafel Pol como preparador físico y Joaquín Valdés como psicólogo, mientras que para ocupar el hueco dejado por Casas incorpora a Aitor Unzé, hijo de Juan Carlos Unzué, que fue su segundo en el FC Barcelona.

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