El entrenador de la selección española, Luis Enrique. | Pablo García / RFEF

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La selección española disputará una final de un torneo oficial nueve años después de jugar, y ganar, la de la Eurocopa 2012 a Italia, ante la que se ganó el pase para luchar por el título de la segunda edición de la Liga de Naciones. Una cita que ya empezó a preparar ayer con un entrenamiento de recuperación para titulares y de mayor intensidad para suplentes, pendiente de la evolución de Ferran Torres de un fuerte golpe en el pie derecho que forzó su sustitución al descanso de las semifinales.

El choque disputado en Milán fue una muesca más en intensa relación entre la Roja y la Azzurra a lo largo de la historia y especialmente en los últimos tiempos, en los que se han visto las caras en partidos de gran importancia.

El tercer título continental de la selección española llegó frente a Italia en el Olímpico de Kiev, con una exhibición de fútbol que aún se recuerda y que se rubricó con el triunfo más amplio en una final de la Eurocopa (4-0).

Italia se resarció en los octavos de la Eurocopa 2016 (2-0). Le devolvió la moneda España al apartar a la ‘Azzurra' del Mundial de Rusia 2018 -cayó luego en la repesca-. Una ausencia histórica para un equipo que se levantó con tanta fuerza que se convirtió en imbatible y acabó proclamándose campeona de Europa este año tras eliminar a España en la tanda de penaltis de la semifinal.

Y ahora, en esta Liga de Naciones, la moneda ha vuelto ha ser favorable para España, que logró un triunfo histórico en San Siro (1-2) para dejar la racha de su rival en 37 partidos sin perder y meterse en una nueva final.

Las decepcionantes participaciones en los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018, así como en la Eurocopa 2016, donde cayó ante Italia en octavos, fueron el reflejo del fin de una generación dorada de la que a día de hoy tan solo queda Sergio Busquets como indiscutible en los esquemas de Luis Enrique Martínez.

La selección absoluta española solo ha perdido la final de la Eurocopa 1984 ante Francia en el Parque de los Príncipes de París (2-0). El equipo que dirigía Miguel Muñoz mereció mucho más, pero los detalles le condenaron ante el equipo que comandaba Michel Platini. También disputó España una final en la Copa de las Confederaciones. Fue en el año 2013 frente a Brasil en el estadio Maracaná de Río de Janeiro y fue el primer gran tropiezo que comenzó a marcar el declive de la Roja.

Ahora se le presenta a España la ocasión de agrandar su palmarés en el torneo más novedoso del panorama internacional que cumple su segunda edición. En la primera, que ganó en casa la Portugal de Cristiano Ronaldo, estuvo cerca de alcanzar la fase final, pero las derrotas contra Croacia e Inglaterra se lo impidieron tras un comienzo ilusionante.