—¿Qué se encontró en el 96 en relación al fútbol femenino?
—Había unos diez o doce equipos, que ya en su momento fue un éxito y partir de ahí se trabajó la base porque si no había niñas que empezaran de abajo no tenía sentido el resto. Ahora hay 14 equipos en liga autonómica; la liga regional de Mallorca con 16 y un trabajo de la base tanto en mixto como en equipos femeninos y hemos reanudado una Liga de fútbol 7 femenina y la Liga a 5. El cambio es radical y la niña que quiere jugar puede hacerlo, bien con niñas, en equipos mixtos o en otros que no quieren competir y solo jugar ya que su aspiración no es la puramente competitiva.
—¿Han dado un paso adelante los clubes en relación al fútbol femenino?
—Algunos sí lo han dado y otros no. La evolución es clara. En los pueblos hacen todo lo que pueden, si bien en Palma hay una población mayor, en las localidades más pequeñas en ocasiones les cuesta llegar. Hay clubes históricos que todavía tienen esa deuda pendiente con el fútbol femenino bien por estructura o porque no están por ahora apostando. Apoyar el fútbol femenino no es hacer un club senior, ese tiene que ser el objetivo de una cantera que pueda nutrirte un primer equipo.
—¿Cómo se explica que el fútbol femenino en la Isla haya dado tantas jugadoras ‘top' en España?
—Tiene difícil explicación y es digno de un estudio. No estamos ni en Barcelona ni en Madrid, pero tenemos muchas de nuestras futbolistas en la élite. El Collerense hizo mucho por el fútbol femenino y era una referencia en España. Eso no hay que olvidarlo.
—¿Se puede mantener este nivel de generar futbolistas de talla internacional?
—Poder se puede, pero es mucho trabajo y de cada vez cuesta más porque todas las federaciones del resto de España y los clubes también trabajan mejor y esas diferencias que había antes se están acortando. No es tan fácil. La evolución es buena, pero no niego que se está dando algún que otro error que ya cometió el fútbol masculino en su momento.
—¿Puede ponerme un ejemplo?
—Nos encontramos con jugadoras en edad alevín o infantil que ya tienen representante y eso ya lo hemos criticado en el fútbol masculino porque siempre hemos dicho que la formación del jugador o la jugadora tiene que ser en su entorno, en su club de toda la vida. Muchas jugadoras que ahora están en Primera marcaron bien los tiempos, estuvieron aquí y salieron mayores y aprovecharon su momento. Lucía se ha ido más joven, pero con unas condiciones claras de estar en La Masía, muy bien controlado y eso ayuda.
—¿Puede ser un error tratar de equiparar el fútbol femenino con el masculino en todas sus facetas?
—No es ese nuestro objetivo. Hay que trabajar con la realidad que tenemos. Una cosa son los derechos de un jugador o jugadora cuando alcanzan un nivel profesional que creo que sí deben ser equiparables y otra cosa es llegar a un nivel de estructura como el masculino. Eso por ejemplo no se puede hacer porque no hay licencias suficientes, pero sí hay que llevar a cabo una labor para tener bien organizadas las 1.600 de las que disponemos. Porcentualmente tenemos más que Cádiz, Almería o Málaga. Andalucía tiene en total 4.500. Lo importante es que a nivel nacional Balears está en el mapa del fútbol femenino y esto ha sido trabajo de la Federación, de los clubes y de todos los que nos hemos movido estos años.
—El Barcelona ha llenado el Camp Nou en varios partidos de fútbol femenino ¿Eso es la realidad o es virtual?
—La realidad es que se llenó el estadio. Un Barça-Madrid llena, el día a día de cada partido o de cada semana no ocurriría, no creo. Eso que ocurrió fue muy útil para poder llegar a una masa social, para abrir los ojos a mucha gente. Hay que valorarlo en su justa medida y muchos se dieron cuenta de que es un espectáculo sensacional. También hay quien dice que se llena porque se regalaban entradas, pero antes ni regalando entradas había público. Ahora sí. Y eso es un avance muy notable en este sentido.
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