Pep Sansó posa en las instalaciones de Son Malferit cuando era presidente de la FFIB. | Jaume Morey

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Pep Sansó se ha convertido en la penúltima víctima de Rafael Louzán desde que accedió a la presidencia de la RFEF hace apenas dos semanas. El dirigente mallorquín, que era presidente de la comisión de Formación de la Española, ha sido despedido mediante un burofax después de siete años ejerciendo su labor en Las Rozas. Al que fuera entrenador del fútbol base del Real Mallorca, San Francisco y Atlético Baleares, y presidente de la FFIB hasta que renunció a presentarse a la reeleción -este mismo año el que fuera su segundo, Jordi Horrach, ha sido elegido para ocupar dicho cargo- le ha pesado el hecho de ser uno de los hombres fuertes de una Territorial que públicamente avaló a Salvador Gomar, rival de Louzán en las elecciones a la presidencia y que perdió la batalla.

Pep Sansó, que desde 2018 ha vivido a caballo entre Palma y Madrid, aceptó la decisión tomada por el dirigente gallego porque «siempre que llega un presidente nuevo se producen cambios». Además de Sansó también abandona la Española su segundo Israel López, que ocupaba el cargo de director de la Escuela Nacional de Entrenadores.

El futuro de Sansó para por regresar a sus funciones en la Balear que dirige Jordi Horrach, previsiblemente como Director Técnico de la FFIB, y cerrar la puerta de la Española, al menos durante el mandato de Rafael Louzán, que recordemos está pendiente de que el Tribunal Supremo decida, el próximo 5 de febrero, acerca del recurso interpuesto por el electo presidente en relación a la condena a siete años de inhabilitación por prevaricación que pesa sobre él y que, en virtud del artículo 19,4 de los estatutos de la RFEF, le obligaría a abandonar el cargo de presidente.