El mallorquín con más participaciones olímpicas no es deportista, pero sí ha ganado hasta cuatro medallas de oro en su faceta de entrenador. Es uno de los que mejor reputación posee en la vela internacional, especialmente dentro de la clase 470, que ha dirimido en el Club Náutico de s'Arenal una nueva edición de su Campeonato del Mundo.
Jugaba en casaToni Ripoll Albertí (Palma, 1957), de s'Arenal y socio de la entidad. Profesor de INEF (vela) en la Universidad de A Coruña, actualmente encara la recta final de otro ciclo olímpico, repitiendo como entrenador del equipo suizo, en esta ocasión del 470 Mixto que forman Yves Mermod y Maja Siegenthaler, quienes ya tienen garantizada su presencia en el campo de regatas de Marsella.
Y París 2024 serán sus novenos Juegos, en una singladura que arrancó rumbo a Barcelona 92, donde debutó «hace ya la friolera de 32 años...», recuerda con emoción el técnico mallorquín, que desde entonces ha participado en ocho citas -Barcelona, Atlanta, Sydney, Atenas, Pekín, Londres, Río de Janeiro y Tokio- y aspira a elevar su colección el próximo verano.
Un camino en el que, además de «conocer a grandísimos deportistas y personas que han dejado huella en mi vida», puede presumir de haber trabajado con tres países diferentes (España, Austria y Suiza), además de haber participado como entrenador de cuatro medallas olímpicas españolas en vela. Y cuatro de oro. Fueron los dos del 470 en Barcelona 92 (Jordi Calafat-Kiko Sánchez y Theresa Zabell-Patricia Guerra), otra en esa clase en Atlanta 96 (Theresa Zabell y Begoña Vía Dufresne) y el del Tornado en Pekín 2008 (Fernando Echávarri y Antón Paz).
«Me hago tan mayor que, los que en su día fueron mis regatistas, como Gustavo Martínez Doreste, ahora son también entrenadores», bromea en el Club Náutico de s'Arenal, donde se mueve con soltura y se siente «en casa, porque volver a Mallorca siempre es aire fresco para mí», asegura Ripoll.
A lo largo de esta extensa trayectoria como entrenador, tres regatistas le han marcado especialmente: Jordi Calafat, Jord Xammar y Theresa Zabell. «Xammar es un pillo con talento. Calafat sabe recuperarse como nadie de un mal día y tiene una cabeza privilegiada. Y Theresa... qué voy a decir. Ahí está su historial que habla por sí solo», explica Toni, quien muestra respeto y admiración por el británico Ben Ainslie, «el ejemplo más claro de que un talento que trabaja mucho tiene resultados».
De los ocho Juegos Olímpicos ya vividos, se queda con Barcelona 92, «porque la vela estaba integrada en la ciudad, la Villa Olímpica estaba ante el puerto y competir en casa es algo inolvidable, además de por los resultados, porque se consiguieron muchas medallas, y en el 470 fue éxito total, con dos oros. Fue algo único profesional y personalmente», rememoraba Ripoll.
Mirando al futuro y hacia Baleares, respira tras superar «un periodo de poco viento, son grandes resultados ni visibilidad en el equipo olímpico», pero pone en valor «el trabajo de los clubes náuticos a la hora de promover la vela, por delante incluso en algunas épocas de la propia Federación Balear. Además, la competencia entre ellos es sana y ahora desde la Española se tiene en cuenta que se debe invertir en la base, pasando de 80.000 a un millón de euros para juveniles desde el cambio de gestión, que lo dice todo, o casi todo», espeta Toni Ripoll, el balear y el mallorquín que atesora más Juegos Olímpicos a sus espaldas.
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