El menorquín Sergio Llull, sentado sobre el parqué durante el partido ante Australia. | Matteo Marchi

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Ganar o empezar a hacer números y jugárselo todo a una carta frente a la Canadá de Jordi Fernández en el que podría ser el último partido de Rudy. Ese es el duro panorama que se le presenta a la selección española de baloncesto ante el decisivo partido de la fase de grupos que este martes disputa en el espectacular pabellón Pierre Mauroy de Lille frente a Grecia. Otra vez habriendo jornada (11:00 horas, La 1-Eurosport) para medirse a otro de los equipos llegados vía Preolímpico, apeando en su caso a la Eslovenia de Doncic, la gran ausente en los Juegos Olímpicos de París.

Ganar para seguir vivos. Ese es el objetivo de los baleares Rudy Fernández, Sergio Llull, Álex Abrines y el resto del equipo nacional, que tras la derrota inicial frente a Australia (92-80) se van quedando sin red, algo complicado de gestionar en un grupo tan parejo, en el que españoles y griegos comenzaron con mal pie y necesitan ganar para no descolgarse. El que pierda, se aferrará a una carambola para entrar como uno de los mejores terceros o se verá casi abocado a hacer las maletas.

Porque España debe ganar a Grecia y luego tratar de repetir resultado frente a una Canadá que arrancó el torneo con un trabajo triunfo frente a los helenos (79-86), donde la figura de Antetokoumpo (34 puntos) emergió de nuevo como la referencia del juego de su equipo, sostenido en otros pilares como Calathes, Palanikolau o Miitoglu ante una España que mezcla experiencia y oficio con una buena dosis de talento y juventud en aras al relevo que programa Sergio Scariolo y que pasan en buena medida por el horizonte tras unos Juegos de París que supondrán la despedida a puntales como Rudy o Llull.

Pisar París pasa en buena medida por lo que acontezca hoy en Lille, donde España encara cuarenta minutos determinantes. Ganar supondría dar un paso de gigante y apartar casi de su camino a Grecia, a expensas del otro duelo de la jornada entre Australia y Canadá, que podría abrir las puertas de un triple empate incluso y alimentar el sueño de una selección española que se aferra a un sueño que pasa por superar a los helenos y llegar a la última jornada con argumentos para apuntar hacia cuartos. Y alargar, al menos un partido más, el trayecto de Rudy.