Mariona Caldentey durante el partido de cuartos de final de fútbol femenino de los Juegos Olímpicos de París 2024. | Kiko Huesca

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París 2024 parecía que iba a ser el punto de inflexión. El escenario y los Juegos en los que podía romperse una barrera histórica, saldarse una cuenta pendiente. Porque al deporte femenino balear le falta algo. Le falta una medalla de oro, una campeona olímpica. Podía haberlo sido la baloncestista Juana Camilión, plata en 3x3; la otra bala era la del fútbol, y por partida triple, intentando mejorar el triplete de Rudy, Llull y Abrines con el bronce en baloncesto en Río 2016. Mariona Caldeltey, Cata Coll y Patri Guijarro eran una clara opción... hasta que apareció Brasil en semifinales (4-2) para despertar a las campeonas de su sueño y enviarlas al partido por el bronce, un premio siempre importante y para engrosar el palmarés y consolidar el crecimiento del balompié femenino español.

Será el viernes, a las 15 horas y en Lyon. Delante, la Alemania de Lea Schüller, que cayó en la prórroga ante Estados Unidos. Las germanas, plata en Río 2016 y triple bronce consecutivo en Sydney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008, apelarán a su experiencia ante una España que quiere recuperarse del golpe y levantar la cabeza tras el sufrido pase a semifinales ante Colombia -en los penaltis- y el varapalo de Marsella frente a Brasil.

Espera la primera medalla del fútbol femenino español en unos Juegos, en los de su debut. Y con ella, con ese bronce, subirían al podio por primera vez ebnn la historia tres deportistas mallorquinas (en el caso del baloncesto en Río eran dos mallorquines y un menorquín). Pero seguirá faltando ese oro. Por el camino, por ahora cinco medallas y 23 deportistas baleares olímpicas desde que debutara en Montreal 1976 la nadadora Antonia Real, que sigue siendo la española más joven en hacerlo.

Cinco medallas, y una en deporte de exhibición que no computó para el historial en Barcelona 92: la plata de Maite Palacios en frontenis. Sí lo hicieron el bronce de Marga Fullana en mountain bike (cros country) en Sydney 2000, la primera medalla oficial, a la que dieron relevo doce años después Brigit Yagüe (taekwondo, -49 kilos) y Marga Crespí (natación artística, equipos) con su plata y bronce respectivos en Londres 2012. Cuatro años después, en Río 2016, llegó otra plata. Se fue para Binisalem al cuello de Alba Torrens (baloncesto).

En Tokio 2021 la rozó la regatista Paula Barceló, autora del único cuarto puesto de la historia olímpica femenina balear, y ya en París, la quinta medalla cayó en un deporte que llegó a última hora y causó sensación: el baloncesto 3x3. La plata de Juana Camilión devuelve a nuestras deportistas a un podio olímpico, horas después de que la ciclista Mavi García rozara los metales con su sexto puesto en la prueba de ruta. Ahora, Mariona Caldentey, Patri Guijarro y Cata Coll tienen una ocasión de bronce parra entrar en la historia en los Juegos con mayor acento femenino de la historia en las islas (con siete representantes) y puede que con más medallas al cuello de las mujeres. Toda una reivindicacíón de su papel.