El piloto español Jorge Lorenzo (Yamaha), actual campeón mundial de MotoGP, durante la rueda de prensa ofrecida esta mañana en Barcelona. | ANDREU DALMAU

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El piloto español Jorge Lorenzo (Yamaha), actual campeón mundial de MotoGP, ha advertido hoy que a pesar que las cosas le «salieran bien» en el Gran Premio de Catar, donde obtuvo la segunda plaza, «eso no quiere decir que también salgan bien» en la próxima prueba de esta temporada, en Jerez.

Consciente de la superioridad de las motos de sus rivales de Honda, el campeón del mundo ha sido cauto al preparar el segundo gran premio de la temporada. «Sé que para intentar lograr el campeonato este año tendremos que ir más al límite, o al menos hasta que haya mejoras, pero lo acepto», ha dicho.

En una rueda de prensa, en la que ha anunciado la renovación de su patrocinio con Garmin, empresa especializada en navegadores GPS, Lorenzo ha explicado que la buena carrera de Catar no garantiza que ocurra lo mismo en la siguiente, en Jerez, aunque por otro lado ha admitido que se ha sentido «muy a gusto» con el rendimiento alcanzado en la última prueba.

«Estamos más motivados de lo que estábamos una semana antes del gran premio, teníamos muchas dudas y estábamos muy lejos, pero ahora se ve el futuro con diferentes ojos, con alegría, motivación y esperanza, que es lo que nos faltaba antes de empezar la temporada», ha señalado el piloto español.

A su juicio, Casey Stoner (Honda) será el «rival a batir» este año, aunque ha recordado: «solo llevamos una carrera y cualquiera de nosotros se puede caer o tener un abandono».

«Pero siempre hay rivales difíciles», ha añadido, en referencia a Dani Pedrosa y Valentino Rossi, al que no ha descartado en la lucha por el título mundial, que se prevé «difícil», por lo que admite que tendrá que seguir «tirando del carro».

Presión

Lorenzo no cree que esta temporada vaya a sufrir la presión de su victoria el año anterior: «ser campeón del mundo es un adhesivo que decidimos poner, cuesta mucho serlo, se pasan muchos momentos de sufrimiento y cuando lo consigues tienes que sentirte orgulloso. Pero a partir de ahí me he olvidado, empieza una nueva temporada y hay que empezar de cero otra vez».

Y es que el mallorquín ha lamentado que hasta dentro de unos seis meses no se producirán mejoras en el motor de su Yamaha, aunque sí contará con modificaciones en el chasis y la electrónica con vistas a la carrera de Jerez.

Lorenzo ha valorado la «gran frenada y estabilidad en el paso por curva» de su motocicleta, lo que le da un valor añadido: «sé que la Yamaha no es una mala moto, sé que es buena, quizá no esté a la altura de la Honda, pero tampoco está lejísimos. Si fuera así, no quedaría ni entre los nueve primeros».

«A tan pocas décimas, el piloto aún puede marcar la diferencia. Y si Honda ha dado un paso adelante, espero que Yamaha responda», ha añadido Lorenzo, quien ha admitido que a pesar de haber disputado sólo una carrera, las Yamaha «están lejos» del potencial de las Honda y al final «va a depender mucho del circuito».

«Es un año difícil, eso lo sabemos todos, pero como siempre vamos a empujar al máximo, y si alguna vez tengo que tirar de GPS lo tendré que hacer, para encontrar un poco el rumbo», ha bromeado, en referencia a su patrocinador.

También ha restado importancia al muro de separación existente en el garaje de Yamaha, después de las diferencias en el pasado con Valentino Rossi, y ha asegurado que no existen problemas con su actual compañero, el estadounidense Ben Spies.

«Parece que sea el muro de Berlín y es una tontería. Si podemos colaborar, mejor, (...) pero esto no es 'Gran Hermano', son carreras de motos y no se viene a hacer amigos», ha insistido.